tag:blogger.com,1999:blog-18988773705418904512024-03-14T03:46:32.944+01:00Historias rigurosamente falsasBlancahttp://www.blogger.com/profile/06777225853222263126noreply@blogger.comBlogger13125tag:blogger.com,1999:blog-1898877370541890451.post-21686879550923980592019-11-23T13:54:00.000+01:002019-11-24T11:12:28.093+01:00Comer y follar<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES;">Llevo meses sin echar un polvo, y ha sido una
decisión consciente nacida de la resignación. He abrazado la castidad como
quien deja de ir a un bufé libre en el que solo se sirven gachas sosas y
aguadas. O mejor dicho: un restaurante en el que tienes que prepararle la
comida a tu acompañante y donde invariablemente acabas cenando gachas sosas y
aguadas (con suerte unos macarrones pasados con salsa de bote) mientras
contemplas a tu acompañante deleitándose con el solomillo a la trufa blanca con
salsa de boletus acompañado de arroz salvaje con verduritas de temporada que le
has preparado. Cuando no irrumpe en la cocina y antes de que te dé tiempo de
encender los fogones te arrincona en una esquina y te hace comer las gachas
ignorando tus sugerencias de cambios en el menú.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="mso-ansi-language: ES;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Para mí, el sexo y la comida son cosas muy
parecidas: ambas son necesarias para la perpetuación de la especie y ambas
pueden ser extremadamente placenteras y cargadas de significado tanto como del
todo decepcionantes y vacías o destructivas. Follar puede ser el equivalente a
embutirte de queso casi sin masticar delante de la nevera porque estás
hambrienta, deprimida o ansiosa, y también una experiencia sublime y
sorprendente, como comer en un tres estrellas Michelin, o reconfortante y llena
de amor, como cenar las croquetas que te ha mandado tu abuela en un tuper
después de haber ido a pasar el domingo con ella, que hacía tanto que no os
veíais. Y cualquier cosa entre lo uno y lo otro.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
En el caso del sexo, creo yo, el problema reside
en que se nos ha inculcado la idea de que el solomillo a la trufa blanca y el
menú de tres estrellas son delicias reservadas para la pareja, para las
personas hacia las que sientes amor romántico y, por lo tanto, en cualquier
relación sexual que se salga de ese contexto, los macarrones con atún y tomate
Solís son más que suficientes. ¿Para qué esforzarse más si esa persona no es importante
para ti? Puede que una de las claves esté precisamente en eso, en el verbo
«esforzarse»: en que se busca el orgasmo, el desahogo final, sin recrearse en
el camino ni, mucho menos, en el placer ajeno. Si cuando nos acostamos con alguien
no buscamos la cercanía, el calor humano, un momento de proximidad y
entendimiento, aunque sea físico y no afectivo con otra persona, ¿para qué lo
hacemos? ¡Con lo fácil y rápido que es alcanzar el orgasmo con la masturbación!
Es algo que siempre me resulta imposible de comprender: que alguien pueda
disfrutar del sexo con una persona a la que, a todas luces le está dando igual
lo que allí ocurre o incluso le incomoda. Me recuerda a esa escena de <i>Siete novias para siete hermanos</i> en la
que Milly prepara una deliciosa cena casera para sus recién adquiridos cuñados
y estos se lanzan sobre la comida como una piara de cerdos hambrientos y la
engullen sin saborearla. Ya ni hablemos de esperar a que ella se siente a la mesa, darle
las gracias o elogiar su trabajo.</div>
<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-u6f7BKL_xr7XHMKg3W7h4_5s28h-J610m-HtsorHsrLhrvJA0LiDV8V8a90BMXZoQJLhna-0NREtgUojvIXNDf2jCC7J7lyLMvO1TGAfCb1P8nnSDvPExMgOCR41Xoja0o9E8x7oOhx2/s1600/000.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="467" data-original-width="621" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-u6f7BKL_xr7XHMKg3W7h4_5s28h-J610m-HtsorHsrLhrvJA0LiDV8V8a90BMXZoQJLhna-0NREtgUojvIXNDf2jCC7J7lyLMvO1TGAfCb1P8nnSDvPExMgOCR41Xoja0o9E8x7oOhx2/s400/000.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Y sí, ya sé que el sexo ocasional rara vez será
tan bueno como con una pareja con la que existe un vínculo afectivo y un
conocimiento mutuo de los cuerpos y las preferencias, igual que, por muy bueno
que sea el menú degustación de un tres estrellas, no me va a calentar el
corazón como el olor a picatostes de pan fritos en aceite de oliva de aquellas
mañanas de mi primera infancia en que mi padre se encontraba especialmente
cariñoso y de buen humor. Pero no dejará de ser un menú de tres estrellas.
Igual que la ratatouille que Alfredo Linguini le sirve a Anton Ego no es la
misma que la de su madre… pero todos nos hemos emocionado con <a href="https://youtu.be/5m7SGjJo7c4">esa escena</a>,
¿verdad?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
También soy consciente de que no todo el mundo es
Carme Ruscalleda, pero si voy a salir a comer fuera espero como mínimo que me
sirvan lo que he pedido, que me escuchen cuando les comento mis alergias y que
los platos estén cocinados con mimo y un mínimo de dedicación. Para ir al bufé
de las gachas, me quedo en casa, que me salen unas lentejas que levantan a los
muertos. Y puedo repetir todas las veces que quiera.</div>
<br /></div>
Blancahttp://www.blogger.com/profile/06777225853222263126noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1898877370541890451.post-81277562689029232722019-09-06T11:33:00.000+02:002019-09-06T16:46:46.209+02:00Aeropuerto<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<b style="background-color: #e9e9e9; font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-size: 15.4px; text-align: center;">Advertencia de la autora: este relato es erótico y contiene descripciones muy explícitas que pueden no ser del gusto de algunas personas.</b><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br />
Recogió el
ticket y lo dejó en el salpicadero. La barrera se abrió, franqueándole la
entrada. Echó un vistazo fugaz al reloj mientras recorría el aparcamiento
buscando el rincón más apartado. Era muy temprano y a esas horas no había casi
nadie en el aeropuerto, pero más valía prevenir. Por fin aparcó en la esquina
más alejada de la entrada a la terminal, en la última planta, entre una pared y
una furgoneta grande que tenía pinta de llevar allí varios días. Más intimidad
no se podía tener en un sitio como aquel. Se quitó el tanga y lo guardó en la
guantera, sonriendo con malicia al imaginar la reacción de David al descubrir
que no llevaba ropa interior. Luego se lo pensó mejor y se lo metió en un
bolsillo. Por último, movió los asientos delanteros tan hacia delante como era
posible, echó una mirada analítica al espacio que quedaba atrás y se dio por
satisfecha. «Tendrá que valer», pensó y se dirigió hacia la terminal, seguida
del tac, tac, tac de sus tacones resonando en el aparcamiento vacío.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgu_ZjwxXdRjGpL5ZSDq0pwoNdzuMGwYQY5-v6hkYfqPsvpTpsn8NcFB06VnrNZsoTtAc03kqy_1ThhBZBHWy46wVxhiGX0cR0gnoK9O0ksKhOxgEzVTXLANWdQIuiXQMlGyh3n0_zQIEkV/s1600/arivals.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="257" data-original-width="400" height="205" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgu_ZjwxXdRjGpL5ZSDq0pwoNdzuMGwYQY5-v6hkYfqPsvpTpsn8NcFB06VnrNZsoTtAc03kqy_1ThhBZBHWy46wVxhiGX0cR0gnoK9O0ksKhOxgEzVTXLANWdQIuiXQMlGyh3n0_zQIEkV/s320/arivals.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Foto de <a href="http://www.freedigitalphotos.net/images/view_photog.php?photogid=5681" style="background: rgb(242, 245, 246); border-bottom: 1px dotted rgb(209, 0, 54); box-sizing: border-box; color: #d10036; cursor: pointer; font-family: "Noto Sans", sans-serif; font-size: 13px; text-align: start; text-decoration-line: none;">artur84</a>, en <a href="http://www.freedigitalphotos.net/">freedigitalphotos</a></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Los monitores de
la zona de llegadas anunciaban que el vuelo estaba aterrizando y a los pocos
minutos empezó a salir gente. La mezcla de impaciencia y excitación empezaba
a hacérsele insoportable cuando se abrieron las puertas automáticas y apareció
David. Estaba moreno, muy guapo. La buscaba con la mirada y cuando la encontró
le dedicó una sonrisa que se le enganchó en las entrañas. Quiso salir corriendo
y abrazarlo, pero se contuvo para darle tiempo de verla bien mientras se
acercaba y que la desease más. Funcionó. David soltó la maleta, le rodeó la
cintura y la besó como si no hubiera nadie en la terminal.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—Holaaaa —dijo,
agarrándole el culo con una mano.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—Vámonos de aquí.
—Ana no tenía tiempo para saludos.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
De camino al
ascensor, aprovechó para deslizar en la mano de David el contenido de su
bolsillo.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—¿Qué es esto?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—Un regalito. —La
respuesta llegó a la vez que el ascensor.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
David abrió el puño para ver la prenda de encaje blanco y no le dio tiempo a que se cerrasen
las puertas: la empujó contra la pared y comenzó a besarla mientras le metía
la mano debajo del vestido.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—Estás empapada…</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—Te echaba de
menos.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—¡Qué hambre me
das!</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Recorrieron la
distancia hasta el coche a buen paso, las manos buscando los rincones del otro
cuerpo. Él la apoyó contra el lateral del coche y se perdió en su escote.
Mordiendo, lamiendo, chupando. Ella le soltó el botón de los pantalones, metió la
mano dentro del calzoncillo, buscando su erección, y la agarró con firmeza.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—¡Uf! Te echaba
de menos.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—¡Ven aquí! —Sin
dejar de besarla, David abrió la puerta y la tumbó en el asiento, cerró tras de
sí y se colocó entre sus piernas.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Ana se bajó los
tirantes del vestido y del sujetador, aunque ya tenía un pecho descubierto.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—Quítate la
camiseta y métemela ahora mismo. Quiero sentir como entra.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
Obedeció
gustoso. Le separó los labios mientras rozaba el clítoris con el pulgar e
introdujo el pene, duro como una piedra, poco a poco, notando como la llenaba y
como se estremecía su cuerpo con el contacto. Se inclinó sobre ella y comenzó a
moverse. Quería controlarse, marcar un ritmo lento, pero fue incapaz. Ella lo
animaba con su mirada de deseo, sus movimientos y sus palabras.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—Fóllame, por
favor. Fóllame fuerte. —Y empujaba con las caderas contra las de él—. Quiero correrme
ahora mismo. —Y le llenaba la boca con su lengua—. Cómeme, muérdeme. —Y se
tocaba el clítoris en una caricia casi furiosa—. ¡Cómo me follas, David, me voy
a desmayar aquí mismo!</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
La respiración
de Ana se hizo más profunda, convirtiéndose en un jadeo, y su cuerpo comenzó a
tensarse. David sintió en el pene las contracciones del orgasmo de su novia, y
sus uñas clavándosele en la espalda. Ana echó la cabeza hacia atrás, con los
ojos cerrados y dejó escapar un gemido largo y grave. David no pudo resistirse
a sus pechos y los mordió, empujando con su pelvis hasta el fondo, pese a sus
súplicas.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—Por favor, no
puedo más, me voy a morir.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—No te mueres
—le susurró al oído sin dejar de moverse—. Aguanta un poco.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
El segundo
orgasmo la sacudió como una descarga eléctrica y se revolvió bajo el peso de
David, perdido por completo el control. Él la sujetó por las caderas, sintiendo
su propio orgasmo aproximarse.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—Dime dónde lo
quieres.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—Dentro —gimió
Ana, casi incapaz de hablar.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
David se dejó
ir, empujando contra el cuerpo de ella, besándola con todas las ansias de los
meses de ausencia, sintiendo sus pechos contra el suyo. Se quedó ahí un
momento, sin pensar en nada, solo disfrutando el contacto del cuerpo de Ana y
besándola suavemente.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
—Vámonos a casa
—dijo al fin.</div>
<br /></div>
Blancahttp://www.blogger.com/profile/06777225853222263126noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-1898877370541890451.post-8562043566809472442017-12-10T13:13:00.000+01:002018-05-11T10:13:56.663+02:00Consenso<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<b style="background-color: #e9e9e9; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 15.4px; text-align: center;">Advertencia de la autora: este relato es erótico y contiene descripciones muy explícitas que pueden no ser del gusto de algunas personas.</b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—No te pareces demasiado a la foto
de Tinder. Eres mucho más guapo al natural.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—¡Vaya! La primera parte ya me la
he encontrado más veces, la segunda me ha pillado un poco a traspié. ¡Muchas gracias,
muy amable!</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
El hielo del segundo mojito se
había derretido ya de puro aburrimiento mientras las once se les habían convertido
en las doce y las doce en la una, y el bar se había ido quedando vacío.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—O nos pedimos otra o nos echan de
aquí. —El camarero apareció de la trastienda con una fregona—. Vaya, me parece
que acaban de decidir por nosotros. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
En la calle hacía frío y se
arrebujaron dentro de los abrigos, un poco sin saber bien qué hacer. Él se lanzó:</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—Se ha hecho tarde, <b>¿quieres que te acompañe a casa?</b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—<b>Mucho. </b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Ella no vivía lejos: en diez
minutos a paso perezoso habían liquidado el asunto.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—¿<b>Te apetece</b> <b>pasar a tomar la
última</b>?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—<b>Claro</b>. <b><o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—Pues no tengo una gota de alcohol
en casa —dejó escapar una carcajada ante la cara de estupor de él—. <b>Llevo toda la noche muriéndome de ganas de
darte un beso</b>.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—<b>¡Pues no se hable más!</b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Se besaron en el portal como dos
adolescentes, acariciándose por encima de la ropa.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—Vamos arriba, que todavía nos
aparece un vecino.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Lo tomó de la mano y subió las
escaleras delante de él. No es que le diera igual que le mirase el culo, es que
lo había hecho a propósito para que se lo mirase. Él la emprendió a mordiscos
en el cuello mientras ella metía la llave en la cerradura. La puerta del
apartamento daba directamente al salón con cocina americana.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—¿Qué tomas?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—<b>¿La puerta del dormitorio podría ser?</b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—<b>Podría.</b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Las botas y los abrigos no pasaron
de la entrada. Mientras se besaban, él le deslizó las manos por debajo de la blusa y recorrió la espalda hacia arriba, buscando el cierre del sujetador
que, por supuesto, se le resistió. Su técnica no había mejorado demasiado desde
los noventa.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—<b>¿Me echas una mano con esto?</b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Ella sonrió y soltó el broche en un
gesto mecánico y veloz que ejecutó con una sola mano, sin dejar de acariciarle
con la otra el vello del torso ya desnudo. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—Me maravilla ese superpoder
vuestro, es hipnótico. —Con cada palabra iba desabrochando un botón, desvelando
los pechos medio cubiertos por un sujetador que dejaba entrever mucho más de lo
que ocultaba.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—Ven aquí —dijo ella, y volvió a
besarlo, aunque enseguida inició un descenso lento pero inexorable por el
cuello, el pecho, el vientre—. <b>Dime
cuánto te gusta.</b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—<b>Mucho. Muchísimo. TODO</b> —la o se convirtió en un gemido simultáneo
a un mordisco en el hueso de la cadera.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—<b>Dime cómo te gusta.</b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—<b>Lo estás haciendo de maravilla.<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Siguió el recorrido de su boca y
sus manos, acariciando el torso mientras lamía, besaba, mordía el bajo vientre,
las ingles, los muslos. Los dedos descendían por los costados y volvían a
subir.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—Me estás matando.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—No te mueras todavía, que ahora
viene lo mejor. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Lo empujó suavemente para que se
sentara en la cama y terminó de quitarle los pantalones y los calzoncillos. Se
arrodilló entre sus piernas y, mirándolo a los ojos, le dio un lametón suave y
fugaz al glande. Asomó una gota que se apresuró a recoger con los labios.
Apenas un roce, una caricia.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—Diooos. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—Puedes llamarme Violeta.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Le dedicó una media sonrisa burlona
y, sin previo aviso, se metió el pene entero en la boca, hasta la base. Él se
estremeció y se lo agradeció con una contracción involuntaria dentro de la
garganta. La agarró fuerte del pelo. <b>Ella
lo miró y negó con la cabeza</b> sin dejar de hacer lo que estaba haciendo. El
agarre se convirtió en caricia. Ella se retiró y empezó a lamer la polla y
a frotarla con los labios mientras masajeaba los testículos con firmeza,
empujándolos hacia arriba. Apretaba el capullo entre los labios, lo acariciaba
con la lengua. Se entretuvo un rato lamiendo y chupando los testículos y su
boca fue derivando hacia el perineo.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—<b>¿Sí?</b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—<b>¡Sí!</b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Separó las nalgas y besó el ano. Lo
lamió, lo succionó. Él empezó a tocarse mientras ella se entregaba con
entusiasmo a la tarea. Lo acarició con el pulgar e hizo un poco de presión. Notó
que él se tensaba.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—<b>¿Más?<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Lo pensó un segundo antes de
responder:</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—<b>Mejor no.<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Aflojó la presión, que volvió a
convertirse en masaje y con la mano libre cogió la de que él estaba usando para
masturbarse.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—Anda, no seas egoísta, <b>déjame un poco</b>.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Él se rió y apartó la mano mientras
ella volvía a metérsela entera en la boca despacito, recreándose en el placer
de él.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—<b>Dame caña</b>.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
No se hizo de rogar. Agarró la
erección con fuerza y empezó a acariciarla arriba y abajo, al ritmo de los
movimientos de su cabeza. La lengua subía y bajaba dentro de la boca,
empujando, recorriendo toda su longitud, acariciando el glande. Aumentó la
presión y la velocidad al notar como se le aceleraba a él la respiración, el
movimiento casi involuntario de sus caderas. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—<b>Para, por dios</b>, no quiero correrme así. <b>Quiero que me montes</b>.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Abrió el cajón de la mesilla y sacó
un condón. Se lo colocó mirándolo a los ojos, muerta de puro deseo.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—Túmbate en la cama.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Él obedeció y ella gateó hacia él.
Le pasó una pierna por encima para colocarse a horcajadas y comenzó a frotar su
sexo contra el de él. Le tomó las manos y se las puso en los pechos.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<b>—¿Quieres que te folle?<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<b>—Quiero que me folles.<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<b>—Dímelo otra vez.<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<b>—Quiero que me folles.<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<b>—Pídemelo.<br />
—Fóllame por favor.<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
Se puso en cuclillas, se colocó el
capullo entre los labios y empezó a moverse muy despacio, muy suave, apenas
incrementando el ritmo y la profundidad.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—Por favoOOOOOOH —Violeta dejó caer
todo su peso sobre el cuerpo de él y empezó a cabalgarlo con movimientos largos
y cada vez más rápidos. Notó como se tensaba bajo su cuerpo y aumentó el ritmo
al máximo que podía soportar. El orgasmo no tardó en llegar. Él eyaculó empujando con las caderas contra las suyas y enterrando la cara entre sus
pechos, y permaneció así unos instantes.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—No te ha dado tiempo, ¿verdad?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—No, pero no te preocupes, que<b> </b>ahora <b>me vas a comer el coño como si lo fueran a prohibir</b>.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
—<b>A sus órdenes</b>. </div>
</div>
Blancahttp://www.blogger.com/profile/06777225853222263126noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1898877370541890451.post-16170233087910865462017-01-29T07:58:00.002+01:002017-01-29T08:00:29.494+01:00Adopta una autora: Johanna Reiss (I)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<!--[if gte mso 9]><xml>
<w:WordDocument>
<w:View>Normal</w:View>
<w:Zoom>0</w:Zoom>
<w:HyphenationZone>21</w:HyphenationZone>
<w:PunctuationKerning/>
<w:ValidateAgainstSchemas/>
<w:SaveIfXMLInvalid>false</w:SaveIfXMLInvalid>
<w:IgnoreMixedContent>false</w:IgnoreMixedContent>
<w:AlwaysShowPlaceholderText>false</w:AlwaysShowPlaceholderText>
<w:Compatibility>
<w:BreakWrappedTables/>
<w:SnapToGridInCell/>
<w:WrapTextWithPunct/>
<w:UseAsianBreakRules/>
<w:DontGrowAutofit/>
</w:Compatibility>
<w:BrowserLevel>MicrosoftInternetExplorer4</w:BrowserLevel>
</w:WordDocument>
</xml><![endif]--><br />
<!--[if gte mso 9]><xml>
<w:LatentStyles DefLockedState="false" LatentStyleCount="156">
</w:LatentStyles>
</xml><![endif]--><!--[if !mso]><img src="https://img1.blogblog.com/img/video_object.png" style="background-color: #b2b2b2; " class="BLOGGER-object-element tr_noresize tr_placeholder" id="ieooui" data-original-id="ieooui" />
<style>
st1\:*{behavior:url(#ieooui) }
</style>
<![endif]--><!--[if gte mso 10]>
<style>
/* Style Definitions */
table.MsoNormalTable
{mso-style-name:"Tabla normal";
mso-tstyle-rowband-size:0;
mso-tstyle-colband-size:0;
mso-style-noshow:yes;
mso-style-parent:"";
mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt;
mso-para-margin:0cm;
mso-para-margin-bottom:.0001pt;
mso-pagination:widow-orphan;
font-size:10.0pt;
font-family:"Times New Roman";
mso-ansi-language:#0400;
mso-fareast-language:#0400;
mso-bidi-language:#0400;}
</style>
<![endif]-->
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Tenía unos ocho años cuando
entró en mi casa (no sé bien cómo) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
habitación de arriba</i>, de Johanna Reiss. Yo era una lectora empedernida, un
auténtico ratón de biblioteca, y me leía todo lo que caía en mis manos, así que
lo devoré. Lo devoré y puedo decir sin faltar a la verdad que es uno de los
libros que me cambió la vida. Sí, a los ocho años. La historia de Annie y su
hermana —dos niñas judías holandesas que pasan tres años escondidas de los
nazis en una habitación— me caló tan hondo que durante meses me dediqué a
buscar y leer compulsivamente libros ambientados en la
II Guerra Mundial y así llegaron <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El pájaro amarillo</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Charcos en el camino</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cuando
Hitler robó el conejo rosa</i> y tantos otros. Claro que había oído hablar de
los nazis y de Hitler, pero apenas sabía de ellos otra cosa que eran la
encarnación del mal, y creo firmemente que esas lecturas de mi infancia
contribuyeron en una medida enorme a conformar a la adulta que soy. Y todo
empezó con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La habitación de arriba</i>.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_ImQFvgKqTA6FmltM_y5aDR_R3b5D_chX8InmdYn3Mk221Ux7vvkj9YDX1JliYCrjTKId1LpRnS1eFDEQf7ISVHHtws6PQ9AUFGVC3BIPjoMNh0ts23bpk_QrDYS3fcFCtroTIb-Gv-1T/s1600/jr1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_ImQFvgKqTA6FmltM_y5aDR_R3b5D_chX8InmdYn3Mk221Ux7vvkj9YDX1JliYCrjTKId1LpRnS1eFDEQf7ISVHHtws6PQ9AUFGVC3BIPjoMNh0ts23bpk_QrDYS3fcFCtroTIb-Gv-1T/s320/jr1.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Imagen prestada de <a href="http://www.tubantia.nl/regio/achterhoek/boek-over-joodse-onderduikster-uit-winterswijk-enorme-bestseller-in-duitsland-1.4989043">Tubantia</a></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Por eso, cuando descubrí en <a href="https://twitter.com/AdoptaUnaAutora">Twitter</a>
la fabulosa iniciativa <a href="https://adoptaunaautorablog.wordpress.com/">#AdoptaUnaAutora</a> decidí adoptar a Johanna. No es una
autora prolífica (solo ha publicado cuatro libros) pero para mí ha sido tan
importante que creo que este pequeño homenaje es lo mínimo que le debo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">Hablar de la vida de Johanna
Reiss (de soltera, Johanna de Leeuw) y de su obra es prácticamente lo mismo,
pues sus cuatro libros son autobiográficos. Se la ha comparado con frecuencia
con Anna Frank: ambas judías, ambas holandesas, ambas pasaron una parte
importante de la adolescencia escondidas en una habitación a causa de la
invasión nazi… Afortunadamente para Annie, que así la llamaban de niña, su
historia tiene un final muy distinto. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial";">¡Pero no nos adelantemos! En
esta primera entrada solo quería presentárosla, hablaros de lo importante que ha
sido para mí su primera obra, y, por supuesto, recomendaros su lectura, porque <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La habitación de arriba</i> es uno de esos
libros que, aunque están escritos para niños o jóvenes, cualquier adulto puede
leer con placer y aprovechamiento. Creo que os conmoverá. En la próxima entrada
os hablaré de él más en profundidad. </span></div>
</div>
Blancahttp://www.blogger.com/profile/06777225853222263126noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1898877370541890451.post-39789551594254237912014-03-23T23:23:00.001+01:002014-03-23T23:23:53.765+01:00Un pez globo y una báscula<!--[if gte mso 9]><xml>
<w:WordDocument>
<w:View>Normal</w:View>
<w:Zoom>0</w:Zoom>
<w:HyphenationZone>21</w:HyphenationZone>
<w:PunctuationKerning/>
<w:ValidateAgainstSchemas/>
<w:SaveIfXMLInvalid>false</w:SaveIfXMLInvalid>
<w:IgnoreMixedContent>false</w:IgnoreMixedContent>
<w:AlwaysShowPlaceholderText>false</w:AlwaysShowPlaceholderText>
<w:Compatibility>
<w:BreakWrappedTables/>
<w:SnapToGridInCell/>
<w:WrapTextWithPunct/>
<w:UseAsianBreakRules/>
<w:DontGrowAutofit/>
</w:Compatibility>
<w:BrowserLevel>MicrosoftInternetExplorer4</w:BrowserLevel>
</w:WordDocument>
</xml><![endif]--><br />
<!--[if gte mso 9]><xml>
<w:LatentStyles DefLockedState="false" LatentStyleCount="156">
</w:LatentStyles>
</xml><![endif]--><!--[if !mso]><img src="//img2.blogblog.com/img/video_object.png" style="background-color: #b2b2b2; " class="BLOGGER-object-element tr_noresize tr_placeholder" id="ieooui" data-original-id="ieooui" />
<style>
st1\:*{behavior:url(#ieooui) }
</style>
<![endif]--><!--[if gte mso 10]>
<style>
/* Style Definitions */
table.MsoNormalTable
{mso-style-name:"Tabla normal";
mso-tstyle-rowband-size:0;
mso-tstyle-colband-size:0;
mso-style-noshow:yes;
mso-style-parent:"";
mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt;
mso-para-margin:0cm;
mso-para-margin-bottom:.0001pt;
mso-pagination:widow-orphan;
font-size:10.0pt;
font-family:"Times New Roman";
mso-ansi-language:#0400;
mso-fareast-language:#0400;
mso-bidi-language:#0400;}
</style>
<![endif]-->
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Andrea se estira y tantea la mesilla de noche hasta encontrar el móvil y
apaga la alarma. Solo con sacar el brazo de entre las sábanas ya se da cuenta
de que la casa está helada y desea con todas sus fuerzas poder quedarse acurrucadita
bajo el nórdico, pero la urgente necesidad de vaciar la vejiga la obliga a
sacudirse la pereza y saltar de la cama. Sentada en el váter, observa la
báscula con aprensión. Es sábado y le toca pesarse. La báscula le devuelve la
mirada con su único ojo, tan redondo, que se ilumina en rojo o en verde según
tenga que darle malas o buenas noticias. Esta semana se ha saltado la dieta y
se teme lo peor. No quiere subirse, pero se sube. Luz roja, era de esperar. 94,200.
Trescientos gramos más. «Empezamos bien el fin de semana.» Se da una ducha, se
seca el pelo, se pinta el ojo, se viste, se mira en el espejo y no se gusta ni
tantito así. Cierra la puerta del armario para apartar la horrible visión de
sus michelines y sus mofletes en el espejo y se dirige a la cocina a coger el
carrito de la compra. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyBWMYifici9orfa5ytTyabcBs6FPtc7Poy4mOr0YpzMTEMQgjmIcWoUXvwDtuZ8zTwUN9ZSxROstGVZ87wAL2Dt2wpsV3d0VoxfVJG-yUw4KpBMTMr9ieIqichpsyk8XSPnbsWOahO6H_/s1600/bascula.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyBWMYifici9orfa5ytTyabcBs6FPtc7Poy4mOr0YpzMTEMQgjmIcWoUXvwDtuZ8zTwUN9ZSxROstGVZ87wAL2Dt2wpsV3d0VoxfVJG-yUw4KpBMTMr9ieIqichpsyk8XSPnbsWOahO6H_/s1600/bascula.jpg" height="276" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Imagen de <a href="http://www.freedigitalphotos.net/images/view_photog.php?photogid=4096">stockimages</a>, en <a href="http://freedigitalphotos.net/">FreeDigitalPhotos.net</a></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
En la frutería de Domingo hay cola, pero no le importa, le gusta estar
allí. Ha intentado convencerse a sí misma de que la idea de estarse enamorando
de su frutero es completamente absurda, pero en el fondo sabe que no, que está
coladita por sus huesos. Por sus huesos, por su pelo negro, por sus manos
fuertes, por su espalda ancha y por sus ojos verdes que se le clavan como si
supieran lo que está pensando. Trata de no mirarlo demasiado mientras escoge
los tomates y los va metiendo en una bolsa uno a uno, agarrándolos con
delicadeza y mesurándolos al tiempo que los mete en una bolsa. A veces se para
un segundo y devuelve uno al montón. Andrea hace un esfuerzo por no imaginarse
esas manos dedicadas a otras tareas, sobre todo porque cuando se las imagina,
esas manos se deslizan por sus michelines y entonces la fantasía se va al
traste. Domingo levanta la cabeza y la ve. Sonríe.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Buenos días, Andrea. ¡Qué guapa vienes hoy! ¿Vas a mocear?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Andrea se ríe.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—A mocear voy a ir… a la compra, como siempre.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Te tengo guardados unos caquis que se te va a hacer la boca agua —Andrea
recuerda «ni plátanos, ni uvas, ni frutas tropicales» y se dice que le da
igual, que si Domingo le ha guardado unos caquis, se los piensa comer aunque el
sábado que viene suba otros trescientos gramos—. Ahora mismito te atiendo.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—No hay prisa.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Remueve con cuidado el café, con leche desnatada y sacarina, para que no
se deshaga la espuma y se enciende un cigarrillo. Ángeles extiende la mano para
que le pase el mechero cuando termine.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Eres boba. Boba perdida.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Mira que eres pesada, Geles —da una calada rápida y suelta el humo antes
de seguir—. Para empezar, no tiene el más mínimo interés en mí y para seguir,
no le digo nada ni muerta. Porque me va a decir que no y luego, encima, voy a
tener que cambiar de frutería, con la fruta tan buena que tiene.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Claro, que es por eso. Porque no puedes vivir sin sus melocotones.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Pues no es por eso, pero también. Y no hagas ningún chiste obsceno con
el género, que te conozco.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Geles se ríe.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Y hablando del temita, ¿no me enseñas el dormitorio nuevo?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¡Ay, claro! ¡Se me había olvidado!</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Andrea se levanta y acompaña a Geles hasta su habitación.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¿Te gusta?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¡Me encanta! El cabezal de la cama es una maravilla. Queda preciosa la
forja pintada de blanco contra el color de la pared. ¿Sabes a quién le iba a
encantar?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¿A quién?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—A Domingo, tienes que enseñársela un día.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Vete a la porra</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>La semana en el trabajo ha sido de
las que impelen al suicidio. El servidor se ha caído cuatro veces, han perdido
la licitación para la web de turismo de la Comunidad y encima se ha tenido que comer un
montón de horas extras que no va a cobrar solucionando marrones que no ha
causado ella. Pero es viernes, están a punto de dar las seis y media y no piensa
quedarse ni un solo minuto más en la oficina. Apaga el ordenador, coge el bolso
y el abrigo y está a punto de salir cuando le suena el móvil.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Buenas tardes —la voz, con un cierto aire secretarial, le es
desconocida— ¿Podría hablar con Andrea Rincón?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Sí, soy yo.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—La llamo de Muebles Troncoso. ¿Usted compró el mes pasado un conjunto de
cama de matrimonio, mesillas de noche, cajonera, librería y galán?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Pues sí. ¿Hay algún problema?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—No, no. La llamo para comunicarle que ha resultado ganadora de nuestro gran
sorteo. Le ha tocado un viaje a Japón para dos personas.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¡¿Qué me dice?! ¿En serio?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Completamente en serio. Puede pasar por la tienda a recoger la
documentación cuando desee. Ya sabe que nuestro horario es de diez de la mañana
a dos de la tarde y de cuatro y media a ocho y media.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¡Muchísimas gracias! Iré esta misma tarde.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Cuelga el teléfono y llama a Geles inmediatamente. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Tía, no te lo vas a creer. ¡Nos vamos a Japón!</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Domingo está solo en la frutería y aprovecha para poner un poco de orden
y reponer el género. Andrea lo observa desde lejos. Está tan ensimismado que no
hay peligro de que la descubra. Es guapo, muy guapo, pero en realidad no es eso
lo que más le gusta de él. Por supuesto que se fijó primero en su belleza,
saltaba a la vista, pero lo que más le atrae es su amabilidad y su alegría. Por
mucha cola que haya o por muy apurado que esté siempre tiene para cada cliente
una palabra amable, una sonrisa, una receta o una broma. Es simpático, pero no al
estilo de esos vendedores chistosillos que se creen muy graciosos y en realidad
son unos pesados. Domingo tiene ese sentido del humor rápido e inteligente que
tanto le gusta y que le cambia el ánimo por muy abatida que esté. Claro que hoy
no es uno de esos días. Hoy está pletórica. El lunes por la mañana Geles y ella
se marchan a Japón y, por si fuera poco, aquella mañana la báscula le ha hecho
un guiño en verde: kilo y medio menos. Al fin ha bajado de los noventa. Pero la
verdad es que está tan contenta que casi le hubiera dado igual haber subido un
poquito. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Con un cierto sentimiento de culpa se imagina en el aeropuerto,
esperando, no a Geles, sino a Domingo. Él llega corriendo, con una bolsa de
viaje al hombro, y le da un beso de esos que se dan en los aeropuertos las
parejas de las películas. A lo mejor Geles tiene razón y debería de animarse y
decirle algo. Pero no, ni siquiera la euforia del viaje la hace ser tan ilusa.
Quizá cuando baje diez o quince kilos… Aparta la idea de su mente y se acerca
hasta el mostrador.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Hola, chico guapo —se sorprende de su propia osadía.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Hola, chica guapa —él responde con una sonrisa—. ¿Qué horas son estas de
venir? ¿No te da vergüenza, tenerme toda la mañana esperando?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Es que hoy he estado muy atareada.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¿Y eso? </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Porque el lunes me voy de viaje con una amiga.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¡Mírala qué bandida! ¿Y a dónde?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—A Japón. Me ha tocado el viaje en un sorteo.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¡No me digas! Qué suerte, me corroe la envidia. ¿Cuántos días os vais?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Dos semanas, aunque con los vuelos tan largos solo estaremos allí once
días, que tampoco está mal.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¿Me estás diciendo que me voy a pasar quince días sin verte? Tu crueldad
no tiene límites. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Andrea se ríe. Sabe que aquello no es más que amabilidad, pero le gusta
escucharlo.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Bueno, te traeré un regalito para compensarte.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—No esperaba menos. A ver, dime, ¿qué te pongo?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
El avión da un salto y se le abren los ojos. No sabe ni qué día es, de la
hora ya ni hablar. Geles, a su lado, duerme como una bendita. Han hecho en
París una escala de 12 horas que han aprovechado para visitarlo. Era la primera
vez que pisaba Francia y, pese al frío y la llovizna de finales de marzo, se ha
enamorado de la ciudad. Le han sacado el máximo partido posible al día, pero
ahora lo está pagando. Al subir al avión estaba rendida, pero le dolían tanto
los pies que cuando un auxiliar de vuelo se llevó su bandeja de la cena le costó
un mundo dormirse, pese a que se puso una película especialmente aburrida (que
ya había visto) para ayudarse a conciliar el sueño. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Levanta un poco la persiana de su ventanilla y descubre que el cielo arde
en un delirio de rosas, naranjas y rojos que se refleja en una inmaculada
alfombra de nubes. Los amaneceres en los aviones siempre le han parecido impresionantes
y resulta casi inconcebible que muchos cientos de metros más abajo, algún lugar
del mundo se despierte a un día lóbrego y gris, probablemente lluvioso. Enciende
la pantallita de su asiento y ve en el mapa del GPS que todavía les quedan más
de seis horas de vuelo. Suspira, se da la vuelta, se acomoda lo mejor posible
en el asiento e intenta dormir.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Andrea se deja caer en la cama y se sobresalta al notar lo mucho que
tarda su cuerpo en tocar el colchón. Les han reservado habitación en un
precioso hotel tradicional y la cama no se levanta ni dos palmos del suelo. Geles
se derrumba a su lado. Están agotadas del viaje, aunque se han pasado gran parte
durmiendo. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—No puedo con la vida —la voz de Geles suena como si acabase de
despertarse con la peor resaca de la historia—. Ya sé que solo tenemos once
días, pero yo necesito descansar un rato.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Iba a decirte eso mismo —Andrea se incorpora con esfuerzo—. Me doy una
ducha y me acuesto. ¿Te parece que durmamos hasta la hora de comer y luego
damos un paseo por el Parque Ueno? Creo que es la época de los cerezos en flor.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Me parece perfecto —Geles alza un poco la voz para que su amiga la
escuche desde el baño.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¡Eh, mira, tienen un váter de esos con calefacción y chorritos!</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Le parece increíble que haya pasado ya una semana, pero a la vez tiene la
sensación de llevar allí muchísimo más tiempo. Aunque no lo haga a menudo, le
encanta viajar y, sin embargo, Japón nunca había estado entre sus prioridades.
Ahora no se lo explica. En su mente se agolpan sensaciones intensas e imágenes
espectaculares de un paseo en barca bajo millones de flores de cerezo en el
Parque Ueno; de la marea humana del cruce de Shibuya, deteniéndose y
dispersándose al ritmo que marcan las luces de los semáforos; del carnaval del
barrio de Harajuku, que no es ningún carnaval, porque esa gente se viste así de
verdad; del atardecer reflejándose en la cumbre nevada del monte Fuji desde el
tren bala; del viaje al pasado por las estrechas calles de la isla de Miyajima
bajo la lluvia; y el estremecimiento que le recorrió las entrañas al contemplar
Hiroshima desde su castillo (destruido en 1945, reconstruido en 1958), y al
visitar el cenotafio del Parque de la
Paz, monumento a las víctimas o al horror y la estupidez
humana. Geles y ella están disfrutando como nunca. El saberse a 11.000 kilómetros
de casa, donde absolutamente nadie las conoce les proporciona una sensación de
libertad inesperada y, poco a poco, han comenzado, sin proponérselo ni ponerse
de acuerdo, a probar cosas nuevas y a hacer otras a las que nunca se habían
atrevido. Empezó por tonterías, como probar el sushi (ninguna de las dos era,
hasta entonces, muy partidaria de la idea de comer pescado crudo y a las dos
les ha encantado) o cantar en un karaoke, pero poco a poco le han ido cogiendo
el gustillo. Sobre todo Geles, que la empuja y la hace saltarse continuamente
las fronteras invisibles que ella misma se había marcado, hasta el punto de
convencerla para ir a un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">onsen</i>, los
baños públicos japoneses, y disfrutar, completamente desnuda y rodeada de
gente, de las aguas termales sin preocuparse de sus michelines ni de su
celulitis. Lo de hoy es, quizás, demasiado, pero ha decidido no privarse de
nada y no es momento de echarse atrás. El camarero deja el plato sobre la mesa
con una sonrisa. «<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fugu sashi</i>», dice,
y les desea buen provecho en un inglés con mucho acento.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¿De verdad que te lo vas a comer? Mira que como te me mueras te mato.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Pues claro que sí. No seas tonta, ¿te crees que lo sirven así al buen tuntún?
Esto tiene unos controles del gobierno tremendos, no hay ningún peligro.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Como casi todo lo que han comido desde que están allí, el plato parece
una obra de arte: finísimas lonchas translúcidas de pez globo dispuestas en
forma de flor de crisantemo. Andrea toma el pescado con los palillos y se lo
mete en la boca. Es delicioso.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Prueba un poco, de verdad, está increíble.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—No, paso, paso. Yo con mi <i style="mso-bidi-font-style: normal;">unagi </i>estoy
más que contenta. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Mejor, más para mí. Tú te lo pierdes. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Andrea disfruta de la comida, del sake y de la conversación. Geles la ha
convencido para comprarse (y ponerse) una minifalda y comprueba, sorprendida,
que no se siente mal, que no intenta taparse las piernas con la servilleta. Su
yo japonés le encanta.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¿Qué vamos a hacer mañana en Kyoto, entonces?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Bueno, el palacio imperial y los templos son lo más famoso de la ciudad
y, desde luego, no deberíamos dejar de verlos. Pero ya que estamos aventureras,
se me había ocurrido que podíamos hacer un descenso por el río Hozu, que está
como a veinte minutos en tren y… ¿Andrea, me estás escuchando? ¿Qué haces con
la boca?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—No sé, me noto algo raro, como que se me duermen los labios.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Ja, ja, ja, muy graciosa.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—No, en serio, noto como cuando te tomas una pastilla de esas para la
garganta que tienen un poco de anestésico.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Estás de coña, ¿no?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—No, no, es totalmente en serio.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
La mano de Geles se levanta como un resorte y el amable camarero acude
enseguida, con una sonrisa en los labios que se le borra igual de rápido cuando
Andrea le explica lo que le pasa. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Cuando llega la ambulancia ya le está empezando a doler la cabeza, se
marea y le falta el aire. La cara de pánico de Geles no le ayuda a dominar el
suyo, pero lo intenta. Al entrar en urgencias tiene todo el cuerpo dormido y
respirar se le hace cada vez más difícil, pese a la máscara de oxígeno. La
rodea gente con bata blanca que habla japonés y cuando quiere darse cuenta se
la están llevando por un largo pasillo y Geles se queda atrás, en una gran sala
de espera con cara de angustia y tristeza absolutas. Antes de desaparecer tras
una puerta batiente de doble hoja que se abre a golpe de camilla intenta
gritarle que no se preocupe pero descubre, aterrada, que no puede hablar.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
El lavado de estómago no ha sido tan desagradable como se imaginaba;
apenas ha sentido nada. El carbón activo le ha costado tragarlo; tenía la
garganta completamente dormida. El tubo de la máquina de ventilación mecánica
ya ni lo nota. «Voy a morirme aquí. Voy a morirme en el quinto pino rodeada de
desconocidos y a matar a Geles del trauma. Y encima me voy a morir por idiota,
por ir de guay.» Se le cae una lágrima y Geles se la seca con el dorso de la
mano. Ella también llora. La médica les ha explicado en inglés que la tetrodotoxina
del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">fugu</i> paraliza los músculos, pero
no llega a afectar al cerebro, así que no se pierde la consciencia. «Hasta el
final», pensó Andrea. El final. Les han dicho que si pasa las primeras
veinticuatro horas se recuperará completamente, lo que no les han contado es
cuántos las superan.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—No llores, tonta, que me haces llorar a mí. Te vas a poner bien, ya lo
verás. No me puedes hacer volver sola, que ya sabes que no me gusta volar. Mira
que eres mala amiga.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Si pudiese sonreír, sonreiría. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Geles habla y habla, intentando animarla, intentando provocar algún tipo
de reacción. Y ella lo escucha todo, pero no puede responder. Pasan las horas y
Geles se queda sin nada que decir. El silencio va cayendo sobre la habitación y
lo único que se escucha es el sonido rítmico de la máquina de ventilación y el
bip que va marcando sus débiles pulsaciones. Andrea lamenta su temeridad, pero
siente mucho más todo lo que se va a perder. Le gustaba tanto su yo japonés que
estaba decidida a llevárselo de vuelta a casa. Había pensado en hacer un gran
viaje al año, con Geles o con quien fuera; volver a la piscina, aunque le diera
vergüenza ponerse en bañador; y apuntarse a bailes de salón, aunque no tuviese
pareja. Quería cantarle las cuarenta a su jefa y dejar de tragarse marrones con
la cabeza baja y una sonrisa; dejar de huir del conflicto. Hasta se había
planteado invitar a cenar a Domingo. Ante la certeza, la casi certeza de la
muerte todo aquello —la vergüenza, el miedo al ridículo— le parece tan absurdo…
No hay nada peor que morirte antes de los treinta y darte cuenta de que no has
vivido. Quiere luchar, pero no sabe cómo y está tan cansada…</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Geles grita «¡Andrea, Andrea, despierta! ¡Por tu madre, no te me mueras!»
y la sacude con toda su fuerza. Andrea abre los ojos y siente que su amiga se
derrumba sobre ella, deshecha en sollozos. «¡La madre que te parió, no te me
vuelvas a dormir!»</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—No he podido evitarlo.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Ni siquiera se da cuenta de que lo ha dicho en alto hasta que Geles se
incorpora como un resorte y entre risas y más lágrimas llama a gritos «<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nurse, nurse!</i>».</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Andrea se estira y tantea la mesilla de noche hasta encontrar el móvil y
apaga la alarma. El sol se cuela por las rendijas de las persianas y le pinta motitas
de luz en la cara. Desea con todas sus fuerzas acurrucarse otro ratito entre
las sábanas, pero le revienta la vejiga. Sentada en el váter, observa la
báscula y piensa: «Ahí te quedas, chata». Se da una ducha, se seca el pelo, se
pinta el ojo, se viste y se echa a la calle.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¡Hombre, japonesa! ¿Dónde te habías metido?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
La sonrisa de Domingo le parece más luminosa que nunca.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Me lié un poco en Japón, un día de estos te cuento.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¡Huy, qué misteriosa! Pues nada, nada, dime qué te doy.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Hoy te traigo una cosa yo a ti —le acerca el paquete, con un kimono de
seda cuidadosamente envuelto, por encima del mostrador y él le roza la mano al
cogerlo.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Te has pasado tres pueblos. No tenías que traerme nada.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Ya lo sé, pero me apetecía. Últimamente hago mucho más las cosas que me
apetecen. Y me encanta.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¿Pero qué te han dado en Japón?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Si yo te contara… Y hablando de apetecer, ¿te apetece que cenemos esta
noche?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Me apetece mucho. ¿Hace un sushi?</div>
<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">—No, sushi no, por favor.</span>Blancahttp://www.blogger.com/profile/06777225853222263126noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1898877370541890451.post-37524881107609291372014-02-25T10:42:00.000+01:002014-02-25T10:54:15.613+01:00Eso es lo que tú te crees<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Arial;">Álex</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">El dolor era tan insoportable que estaba segura de
que no lo iba a aguantar más, de que se iba a partir por la mitad y entonces,
con un último empujón, desapareció. Oyó un llanto lleno de vida y desesperación
y vio por primera vez a Álex entre las manos ensangrentadas de la tocóloga. La
invadió la felicidad y el cansancio. Todo estaba bien.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; tab-stops: 66.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Arial;">Chus</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">Era una sensación extraña, notar la presión del
bisturí mientras cortaba su piel y su carne, pero ningún dolor, aunque de eso
ya la habían advertido. Lo que la sorprendió fue el repentino vacío que sintió
en el vientre cuando le rompieron la bolsa y por fin Chus vino al mundo. No se
esperaba que sería así. Su marido le apretó la mano y le acarició el pelo. Todo
estaba bien.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: center;">
<span style="font-family: Arial;">*****<span style="mso-tab-count: 2;"> </span>*****<span style="mso-tab-count: 2;"> </span>*****</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Arial;">Álex</span></b><span style="font-family: Arial;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">Se detuvo un momento en el quicio de la puerta para
mirar a Álex en la cuna antes de salir de la habitación. Su minúsculo
cuerpecillo apenas abultaba bajo la colcha, que se movía levemente al ritmo de
su respiración; arriba y abajo, arriba y abajo. Estrellas, lunas, planetas y
hasta una nave espacial de luz se reflejaban en el techo, las paredes y la
colcha: el primer regalo de Álex, un proyector musical, iluminaba suavemente la
habitación. Un cometa verde cruzó la cara de su bebé y, pese al cansancio y la
falta de sueño, sintió una oleada de amor que le recorría el cuerpo desde la
cabeza hasta los pies.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Arial;">Chus</span></b><span style="font-family: Arial;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">Sus manos despegaron con mucho cuidado el último
trozo de cinta adhesiva para no romper el precioso papel de regalo desde el que
la contemplaban los enormes ojos sonrientes de un montón de gatitos violeta,
ositos rosa y conejitos malva. Era el primer regalo de Chus y quería conservar
el enorme lazo y el papel de recuerdo. Deshizo las dobleces y descubrió un
vestidito rosa palo con el cuerpo bordado en nido de abeja. Era precioso. Lo
sujetó por los hombros con el pulgar y el índice de cada mano y lo levantó,
extendiendo los brazos y sosteniéndolo a la altura de los ojos para verlo
mejor. Aun era un poco grande para Chus, pero cuando llegase el verano le
quedaría perfecto. Se la imaginó sentada en su mantita, bajo un árbol del
jardín, con su vestidito nuevo y sintió una oleada de amor que le recorría el
cuerpo desde la cabeza hasta los pies</span><span style="font-family: Arial;">.</span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: center;">
<span style="font-family: Arial;">*****<span style="mso-tab-count: 2;"> </span>*****<span style="mso-tab-count: 2;"> </span>*****</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Arial;">Álex</span></b></div>
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Arial;"></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¿Qué pijama prefieres, el de naves espaciales o el
de Spiderman?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¡El de naves! ¡No, el de Spiderman! ¡No, el de
naves!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—A ver, decídete por uno y deja de saltar encima de
la cama.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—El de naves. ¿Me lees un cuento?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Bueno, pero uno corto. ¿El de Ratonauta?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¡Sí, sí! ¡Ratonauta!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Muy bien, pero te quiero dentro de las sábanas,
punto en boca…</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¡Y con los ojos bien cerrados!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¿Ves cómo te lo sabes de bien cuando quieres? Pues
venga, allá voy. Júpiter era un ratón pequeñito. Tenía el pelo pardo, los ojos
castaños y una larga cola, como todos los demás ratones, pero también tenía
algo especial: Júpiter vivía en un laboratorio científico. Había nacido allí y
allí se había criado con sus ocho hermanas y hermanos. El sueño de Júpiter era
ir al espacio y todas las noches, cuando las luces del laboratorio se apagaban,
contemplaba desde su jaula la luna, las estrellas y los planetas. Lo que no
sabía Júpiter… </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;"><br />
La suave respiración acompasada de Álex le indicó que se había dormido. Le
apartó un mechón de la cara, le dio un beso y salió sin hacer ruido.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Arial;">Chus</span></b><span style="font-family: Arial;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Siéntate en la cama, que te voy a cepillar el pelo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¿Por qué me cepillas el pelo todas las noches si me
voy a ir la cama?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Para que por la mañana lo tengas bonito y brillante
como una princesa.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¿Las princesas se cepillan el pelo todas las noches
antes de acostarse?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Claro, porque tienen que estar muy guapas para
encontrar a su príncipe azul. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Ah, ya… ¿Me cuentas un cuento?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Te voy a contar uno de una princesa que tenía el
pelo, muy largo, muy largo. Pero tienes que estar calladita como una niña
buena.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Vale.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Había una vez una preciosa princesa que se llamaba
Rapunzel a la que una hechicera malvada había encerrado en una torre altísima
sin ninguna puerta, para que no pudiera escaparse. Rapunzel tenía una hermosa
melena dorada, tan larga, tan larga, que si dejaba caer su trenza desde la
ventana de lo más alto de la torre le llegaba casi hasta el suelo. La hechicera
iba a verla todos los días, pero como la torre no tenía puerta, le decía a
Rapunzel que le lanzase la trenza por la ventana para poder trepar por ella
hasta arriba del todo. Un día, el hijo de un rey escuchó cantar a Rapunzel…</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">La suave respiración acompasada de Chus le indicó que
se había dormido. Le apartó un mechón de la cara, le dio un beso y salió sin
hacer ruido.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: center;">
<span style="font-family: Arial;">*****<span style="mso-tab-count: 2;"> </span>*****<span style="mso-tab-count: 2;"> </span>*****</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Arial;">Álex<br />
</span></b><span style="font-family: Arial;">Incluso antes de que la puerta del
dormitorio se abriese de par en par y entrase Álex en tromba, exclamando a
grito pelado «¡Han venido, han venido! ¡Se han comido los polvorones!» ya se le
había abierto un ojo, aunque apenas eran las ocho de la mañana y se había
acostado bastante tarde. El día de Reyes siempre había sido su favorito del año
y, desde que estaba Álex, había vuelto a vivirlo como en la infancia. Se había
instituido la tradición de esconder los regalos por toda la casa y Álex corría
de un lado a otro, abriendo puertas, vaciando cajones, trepando a las
estanterías, metiéndose debajo de las camas y los sofás y llenando la cama de
matrimonio de pelusas al subirse de un salto para exhibir cada regalo a medida
que los iba encontrando. Este año la cosa había ido rápida y, en poco más de
media hora, la habitación parecía un campo de batalla, cubierto de papel de
colores desgarrado, lazos deshechos, cajas abiertas y vacías, piezas de Lego
esparcidas por la alfombra, varios cómics también desperdigados y un par de
patines en línea, cada uno en una esquina. Álex había recibido con especial
ilusión el juego de química y se dedicaba a sacar los componentes de la caja
uno por uno, admirando los matraces, las probetas, el mechero de alcohol y el
intenso azul del sulfato de cobre.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¿Puedo bajar a casa de Rafa a enseñarle mis regalos?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Bueno, pero solo un momentito.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Arial;">Chus</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">Este año le había sido más difícil que los anteriores
escabullirse de la cena para dejar los paquetes debajo del árbol de Navidad sin
que Chus se diera cuenta y todavía le había costado mucho más distraerla para
que no saliese del comedor a comprobar si Papá Noel había traído ya sus
regalos. «No puedes salir todavía. Mira que si lo pillas en plena faena se va a
enfadar». Como todas las Nochebuenas, Papá Noel llegaría a las doce, pero ella
llevaba un buen rato mirando el reloj sin parar y casi le resultaba imposible
estarse quieta en la silla. «¿Habrá llegado ya?», preguntaba cada vez que
consultaba la hora. Cuando el carillón anunció que había llegado la medianoche,
se levantó como un resorte y salió escopeteada hacia la entrada. Sentada al pie
del árbol, iluminada por las luces de colores del abeto sintético, Chus abría un
paquete tras otro, poniendo una banda sonora de exclamaciones y aplausos a cada
nuevo descubrimiento: la cocina mini-loft, el armario de Barbie, el maletín de
maquillaje, el bebé Popolino… Cogió el muñeco y lo abrazó con todas sus
fuerzas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¿Puedo bajar a casa de Bea a enseñarle mis regalos?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Bueno, pero solo un momentito.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: center;">
<span style="font-family: Arial;">*****<span style="mso-tab-count: 2;"> </span>*****<span style="mso-tab-count: 2;"> </span>*****</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Arial;">Álex<br />
</span></b><span style="font-family: Arial;">Miró el reloj. Las ocho y veinte.
¿Por qué tendría Álex que tardar siempre tantísimo en vestirse? Apenas quedaban
ya coches en el aparcamiento de la piscina y empezaba a sospechar que el suyo
sería el último en abandonarlo, como casi siempre. Hacía tanto frío que se veía
el aliento aun dentro del coche. Estaba pensando en encenderlo y dejarlo a
ralentí para poner la calefacción, cuando se abrió la puerta de atrás y entró
Álex, tiritando.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¿Qué, te has quedado a apagar las luces?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Es que no encontraba una chancla.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Te voy a dar yo a ti chancla. Más bien estarías
dándole a la lengua. Anda, abróchate el cinturón, que ya sabes que si no, no
arranco.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Arial;">Chus</span></b><span style="font-family: Arial;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">Como siempre, la clase de gimnasia rítmica terminó
con un aplauso que las niñas se daban unas a otras. A través de las grandes
cristaleras del gimnasio, miró con orgullo las largas piernas de Chus y con qué
elegancia y gracilidad las movía al girar o saltar sobre el tapiz. Era uno de
sus placeres secretos: llegar diez minutos antes de la hora de salida para
poder contemplarla un ratito desde el coche, sin que ella se diera cuenta. La
mirada de Chus se dirigió a la calle, localizó el coche aparcado frente al
gimnasio y echó a correr en su dirección, con la bolsa de deportes al hombro,
mientras se despedía de sus compañeras con la mano.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¿Has visto lo alto que lanzo la maza en la segunda
dificultad?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Sí, cariño y no se te ha caído ni una sola vez.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Tatiana dice que he mejorado mucho.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Y es verdad.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¡Madre mía, qué hambre tengo! ¿Me has traído algo
para merendar?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Tienes una manzana ahí en esa bolsa.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¿Una manzana! ¡Pero es que estoy muerta de hambre!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Ya sabes lo que dice Tatiana, no te puedes pasar ni
medio kilo del peso. Luego vienen las lágrimas. Anda, abróchate el cinturón,
que ya sabes que si no, no arranco.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: center;">
<span style="font-family: Arial;">*****<span style="mso-tab-count: 2;"> </span>*****<span style="mso-tab-count: 2;"> </span>*****</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Arial;">Álex</span></b><span style="font-family: Arial;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">Le resultaba increíble que hubiera pasado ya tanto
tiempo, pero así era: Álex tenía dieciséis años, empezaba el bachillerato y en
dos años se marcharía de casa para ir a la universidad. Le daba vueltas la
cabeza solo de pensarlo. El ruido de las llaves en la cerradura y la puerta de
la calle al abrirse anunció que Álex había llegado.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¡Ya estoy en casa!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¡Pues sí que has llegado pronto! ¿Qué tal ha ido?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¡Genial, me ha tocado en clase con Rafa!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¿Y tenéis tutor o tutora?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Tutora. Nos ha tocado Fina, ¡lo que yo quería!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¿Fina qué era, la que da historia?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Física y química… Este año ya no tengo historia, que
voy por ciencias y tecnología. No te enteras.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Bueno y qué tal, ¿es tan buena como dicen?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Pues sí, es genial. Muy maja y no nos ha metido nada
de caña. Pero bueno, hoy solo era la presentación, ya se verá. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¿Y quién más os ha tocado?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Pues otra vez Planas en biología y Manuela en educación
física, o sea que guay. El resto no me ha dado nunca clase, pero en mates
tenemos a Alarcón, que tiene una fama de hueso que te cagas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¡Qué finura, qué elegancia en el hablar! </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¡Boh! Pues una fama de hueso que flipas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Y qué, ¿te han dado la lista de libros? ¿Cuántos
millones me tengo que gastar este año?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Arial;">Chus</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">El delicioso olor del sofrito para la paella
comenzaba a inundar la cocina cuando sonó el timbre del portero automático.
Dejó el cuchillo sobre la tabla de madera en la que estaba cortando los tomates
para la ensalada y, limpiándose las manos con un paño, fue a contestar. Era
Chus, que volvía del instituto y se había dejado las llaves. Salió a la
entrada, dejó la puerta del piso entreabierta y cerró la de la cocina tras de
sí para que no saliese el olor a comida al resto de la casa. Enseguida oyó a su
hija entrar e ir a dejar las cosas a su habitación antes de dirigirse a la
cocina.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¡Hola! ¡Qué bien huele!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Si bien huele, mejor sabrá. ¿No me das un beso?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—No me has dado tiempo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Anda, ve poniendo la mesa, por favor. ¿Qué tal ha
ido?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Bien, el tutor es majo. Bueno, parece. De los
profesores no conozco a casi ninguno, pero creo que no me ha tocado ningún
hueso.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¿Y Bea?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—No nos ha tocado juntas, porque ella va por
humanidades y yo por ciencias, pero su clase está enfrente de la mía, así que
guay. Nos veremos en todos los cambios de clase y tal.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Bueno, ¿y hay algún chico guapo en clase?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—No, en clase no hay gran cosa, la verdad.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—También es mala suerte.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Pero hay uno guapísimo en 2º C: alto, morenito, así
con pinta de surfero. Se llama Óscar. Me lo ha dicho Bea, que su hermano lo
conoce.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Pues a ver si te lo presenta, ¿no?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¡Ay, sí! ¡Es tan guapo! Pero bueno, no sé, ya se
verá, que queda mucho curso.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Y qué, ¿te han dado la lista de libros? ¿Cuántos
millones me tengo que gastar este año?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: center;">
<span style="font-family: Arial;">*****<span style="mso-tab-count: 2;"> </span>*****<span style="mso-tab-count: 2;"> </span>*****</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Arial;">Álex</span></b><span style="font-family: Arial;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">El trato había sido que si sacaba matrícula de honor
le pagaban el carnet de conducir y la había sacado. Nunca había estudiado tanto
en su vida, pero había valido la pena y no tanto por lo del carnet, sino por la
indescriptible sensación de orgullo y euforia al recoger las notas en
secretaría. El instituto quedaba bastante cerca de su casa, pero le gustaba
tanto conducir y le hacía tanta ilusión que pidió el coche en casa para ir con
Rafa a ver las notas de la selectividad. No es que se jugase gran cosa, no le
cabía duda de que iba a aprobar y la nota de corte de Físicas era muy baja,
pero se había propuesto que no le bajase la media de nueve y ahora le empezaban
a entrar las inseguridades.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">Como ya no había clases, el aparcamiento del
instituto estaba medio vacío, así que dejaron el coche a la misma puerta. No se
podía decir lo mismo del tablón de anuncios, que estaba rodeado de una masa de
estudiantes que se agolpaban para ver sus notas. Rafa se abrió paso entre la
multitud. Apenas lograba distinguir su pelo moreno y lacio entre el barullo de
cabezas cuando le llegaron sus gritos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¡Hemos aprobado! ¡Y me da la media para teleco!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¿Qué media me queda a mí?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¡Un 9,25, pedazo de monstruo!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">Álex volvió a llenarse de orgullo y euforia y,
apartando un par de personas más, llegó hasta su amigo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¡Choca esos cinco, chaval!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¡Toma, toma y toma! ¡Nos vamos a la universidad!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Arial;">Chus</span></b><span style="font-family: Arial;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">Las tripas se le iban llenando cada vez de más ciempiés
bailando claqué a medida que se iban aproximando al instituto. Chus era muy
buena estudiante y todos se reían de ella cuando decía que tenía miedo de haber
suspendido la selectividad, pero había estado muy nerviosa durante los exámenes
y ya ni se acordaba de lo que había escrito. Por no hablar de sus eternas
inseguridades, que le estaban pasando factura. Bea caminaba a su lado,
parloteando alegremente: estaba segura de aprobar y filología no tenía nota de
corte, así que para ella aquello era un mero trámite.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Tía, alegra esa cara, que parece que vas al matadero
en vez de al instituto.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Es que como suspenda me muero, Bea.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¡¿Pero qué vas a suspender?! Anda, para ya con eso.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Es que como tenga que ir a septiembre y me quede sin
plaza en magisterio y no pueda ir a la universidad con Óscar me da algo. ¡Me da
algo!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Bueno, pero podrías hacer biología, que era lo que
querías en primero, y en biología siempre hay plazas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Sí, pero entonces no podría estar con Óscar</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Cómo sois, parecéis siameses.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¡Siameses! ¿Te ha parecido poco todo este curso
separados, sin vernos más que los fines de semana?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—De eso no se ha muerto nadie, mujer.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—No, morirse no se han muerto, ¿pero cuántas parejas
siguen juntas yendo a distintas universidades?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Bueno, pues lo vamos a saber ahora mismito.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">Entraron al vestíbulo del instituto, casi vacío,
salvo por tres chicas y dos chicos que consultaban las notas de la selectividad
en el tablón de anuncios.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Míralas tú, que yo no quiero ni verlas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¡Hemos aprobado las dos!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¡Toma, toma y toma! ¡Nos vamos a la universidad!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: center;">
<span style="font-family: Arial;">*****<span style="mso-tab-count: 2;"> </span>*****<span style="mso-tab-count: 2;"> </span>*****</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Arial;">Álex</span></b><span style="font-family: Arial;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">Le temblaban las rodillas, las manos y todo el cuerpo
en general. Habían sido dos años de esfuerzo, horas y horas de trabajo, noches
sin dormir y disgustos, y al fin había llegado la hora de la verdad. Sentía que
aquel era el día más importante de su vida, que todo dependía de aquel momento:
su doctorado, su beca para investigar la presencia de planetas extrasolares en la Agencia Espacial
Europea, quedarse en España o marcharse a Noordwijk… su futuro. Nunca había
tenido pánico escénico, pero tampoco había defendido nunca una tesis. Le
asaltaron pensamientos terribles y se vio mirando con cara de idiota al
tribunal, sin saber responder a las preguntas que le hacían. El temblor de las
manos era casi incontrolable. Miró el reloj. Era la hora. Respiró hondo y subió
al estrado con las manos en los bolsillos para hacer algo con ellas. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">La presidenta del tribunal explicó el procedimiento
que tan bien conocía, le advirtió del tiempo de que disponía para su exposición
inicial y le concedió la palabra. Justo antes de empezar a hablar, buscó entre
las gradas del aula magna los ojos que le transmitían cariño y tranquilidad —su
madre, su padre, Rafa, sus demás amistades— y sintió que la bola de plomo que
tenía en el estómago se deshacía de pronto. El miedo se había desvanecido.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Arial;">Chus</span></b><span style="font-family: Arial;"><br />
Su cuerpo no le avisó. Estaba tan tranquila, aprovechando el recreo para
corregir exámenes, cuando notó una patada fuerte en el vientre y agua tibia
corriendo por sus muslos. Se asustó por lo inesperado —aun faltaban tres
semanas— y por lo inoportuno —no tenía ropa para cambiarse, ni la bolsa del
bebé, ni nada de nada— y se quedó paralizada, sin saber qué hacer, salvo mirar
la mancha oscura que se le iba extendiendo por los pantalones premamá que tanto
odiaba. La sacó de su estupor la voz de su compañera Susana: «Chus, ¿te
encuentras bien?». Fue como un interruptor que activase un mecanismo oculto y
le entró el pánico. Empezó a dar vueltas por la sala de profesores repitiendo
cosas como «He roto aguas», «No encuentro nada», «Tengo que irme a casa» o
«¿Dónde he dejado las llaves del coche?». Óscar tenía el teléfono apagado y, en
su nerviosismo, se empeñaba en coger el coche para ir a casa a recoger las
cosas para el hospital. Susana consiguió convencerla para que la dejase
llevarla en el suyo y se calmó un poquito pero seguía teniendo el estómago
lleno de mariposas. Y no eran de las buenas. Sentada en el Opel Astra de Susana
sintió la primera contracción y volvió el pánico. Llamó a Óscar por enésima
vez: «El teléfono al que llama está apagado o fuera de cobertura». Susana
intentaba tranquilizarla hablándole suavemente de lo bien que iba a ir todo y
lo preciosísimo que iba a ser su bebé. Funcionaba, pero poco. De pronto, las
voces de Sonny y Cher salieron de su móvil —<i style="mso-bidi-font-style: normal;">I
got you, babe. I got you, babe.</i>— y la sonrisa de Óscar la miró desde la
pantalla. El miedo se había desvanecido.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: center;">
<span style="font-family: Arial;">*****<span style="mso-tab-count: 2;"> </span>*****<span style="mso-tab-count: 2;"> </span>*****</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: Arial;">Álex y Chus</span></b><span style="font-family: Arial;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">Álex encontró sitio para aparcar a la misma puerta,
no se podía creer su suerte. Había querido aprovechar las vacaciones para que
la viese su ginecóloga de toda la vida. Su madre se reía de ella y le
preguntaba si no había ginecólogas en Noordwijk, pero la Dra. Vázquez llevaba
atendiéndola desde los trece años y había atendido a todas las mujeres de su
familia, así que no quería dejarla. La enfermera la recibió con una sonrisa en
los labios, como siempre, y la hizo pasar a la sala de espera. «Lo siento, hoy
lleva un poco de retraso.»</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">En la sala había dos mujeres, una señora de mediana
edad y una chica más o menos de la suya, que lucía una hermosa barriga de
embarazada. Saludó y paseo la mirada por la mesa de centro buscando entre la
prensa desperdigada por ella alguna que le interesase. Entre las consabidas
revistas de cotilleo, de bebés y de decoración localizó una de viajes con una
increíble foto del Kilimanjaro, con su cumbre nevada, en la portada y la cogió
antes de sentarse a esperar. Se deleitaba en mirar las fotos y recordar su
viaje a Tanzania, pero las otras dos mujeres empezaron a charlar y su
conversación atrajo su atención.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¿Pero cómo va a ser el tercero? ¡Eso es imposible,
con lo joven que eres!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¡Ay, muchas gracias, pero ya no soy tan joven!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—No puedes tener más de treinta años.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Acabo de cumplirlos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Pues chica, qué ánimos tenéis. Yo con dos ya tuve bastante.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Dan trabajo, sí. Y ahora con la barriga, el
cansancio y el sueño. Menos mal que se ha terminado el curso, porque ya no
podía más.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¿Eres profesora? </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Era. He decidido dejarlo para cuidar de los niños.
El sueldo de Óscar, mi marido, nos llega y al final, pagando dos cuotas de guardería
casi no nos compensa que trabaje yo, para que al final los niños se pasen el
día con desconocidos o con los abuelos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—¿Y no te da pena dejar de enseñar?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;">—Bueno, un poco. Me gusta mucho trabajar con niños.
Pero siempre quise ser madre y va a ser muy bonito poder dedicarme a cuidar de
los míos. Al fin y al cabo, la decisión la he tomado yo libremente.</span></div>
</div>
Blancahttp://www.blogger.com/profile/06777225853222263126noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1898877370541890451.post-34282272613005002312013-04-30T10:29:00.001+02:002013-04-30T10:36:35.604+02:00Luces<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="text-align: justify;">
No abrió los ojos. Buscó a tientas el despertador en la mesilla y lo apagó a manotazos. Siguió palpando y encontró, como todas las mañanas, el interruptor de la lamparita de noche y lo pulsó. Notó, a través de los párpados cerrados, que la tenue luz anaranjada llenaba la habitación y se sintió reconfortada y segura. Abrió los ojos. A sus pies, su gata, vieja y rechoncha, pero con un pelaje gris azulado todavía suave y brillante, dormía hecha un ovillo. La tranquilizaba verla dormir con aquella placidez, dejando escapar de vez en cuando un ligero ronquido. «Si hubiera algo, ella lo notaría», se decía a sí misma.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8Sjx16y_6ioVxuAExql3_MN39xxj100PfpLX96PlFaW1T8UC3IMGGB3qoK4SKsd0RPpMaiQdBstD65K2N79IFlCXY7dOyGx6MgGS8tBamHDbxXeqryErHBDsmb4FOjzC0h_NYncOdMdQf/s1600/banshee.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8Sjx16y_6ioVxuAExql3_MN39xxj100PfpLX96PlFaW1T8UC3IMGGB3qoK4SKsd0RPpMaiQdBstD65K2N79IFlCXY7dOyGx6MgGS8tBamHDbxXeqryErHBDsmb4FOjzC0h_NYncOdMdQf/s320/banshee.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
Recordaba con precisión exacta el momento en que había empezado aquella locura, de la manera más inocente, como suelen empezar estas cosas. Dos cafés, dos amigas, un montón de cigarrillos, una conversación en una hora libre en la cafetería de la facultad. «Es mi peor miedo», había dicho Laura, «encender la luz y encontrarme a alguien justo delante de mí». Lucía se había reído. «¡Qué ridiculez de miedo!», había pensado, pero lo único que había dicho era que el suyo era el dolor, y la conversación derivó hacia la muerte, los hospitales, la pérdida de seres queridos. No volvió a dedicarle a aquello ni un solo pensamiento en todo el día y, sin embargo, cuando la puerta del ascensor se abrió a su rellano, a oscuras, se descubrió, sorprendida, esperando, deseando que no hubiera nadie tras ella. Se rió de su propia estupidez, pero se apresuró a entrar en casa antes de que se apagase la luz automática del descansillo.<br />
<br />
Encendió el interruptor del pasillo y retrocedió un paso para apagar el del dormitorio antes de dirigirse a la cocina a prepararse el desayuno. Todavía faltaba una hora para que empezase a entrar luz por las ventanas. Cargó la cafetera y metió dos rebanadas de pan de molde en el tostador.<br />
<br />
La cosa había ido a peor. Empezó a acostumbrarse a encender la bombilla de la puerta de casa para no tener que salir a la oscuridad total del rellano. La abochornaban aquellas carreritas desde el interruptor hasta la puerta de casa para apagar la luz y pasar la llave antes de que se abriese el ascensor, pero había llegado a un punto en que era incapaz de contenerse. En más de alguna ocasión el ascensor se había detenido en su planta con algún vecino dentro y la había pillado todavía a medio camino. «Me había olvidado de cerrar» o «He salido sin el paraguas», se excusaba.<br />
<br />
Se dio una ducha rápida, estiró la ropa de la cama aprisa y corriendo, y se maquilló. Tenía una reunión importante a media mañana y decidió ponerse su perfume favorito. Había empezado a usarlo cuando la contrataron en el bufete. Siempre le había gustado, pero era demasiado caro para su exiguo sueldo de becaria, y con su primera nómina de abogada se había regalado el frasco más grande que tenían en la perfumería.<br />
<br />
Fue por aquella época, en la que por fin se mudó a un apartamento propio, cuando empezó a verlos... o a creer que los veía. La primera vez fue de madrugada. La había despertado la vejiga y se había levantado de la cama casi dormida. Descalza y a tientas, medio sonámbula, arrastró los pies hasta el baño y al encender la luz vio unos ojos frente a los suyos. Unos ojos hundidos, amarillentos y apagados, con una mirada vacía que le heló la sangre. Fue apenas un instante, una fracción de segundo de horror y luego los ojos habían desaparecido, pero se sobresaltó tanto que se le escapó un grito y se golpeó un pie contra el marco de la puerta al dar un paso atrás instintivamente. Le resultó imposible volver a dormirse. Sabía que era absurdo, que no había nadie en la casa, pero recorrió todas las habitaciones, buscando por todos los rincones, encendiendo las luces a su paso y dejándolas encendidas. Se metió en la cama e intentó leer para alejar el miedo, pero tenía aquellos ojos grabados en las retinas.<br />
<br />
Abrió un cajón de la cómoda tras otro, buscando el pañuelo de seda azul que se había comprado en un viaje de negocios a Japón. Hacía frío por las mañanas y tenía tendencia a coger catarros de garganta. No lo encontró, pero se dio cuenta de que apenas le quedaban bragas limpias y tomó nota mental de poner la lavadora antes de salir de casa. Se arrodilló para buscar el pañuelo debajo de la cama y dio un respingo al ver los ojos brillantes de su gata que la miraban desde la penumbra. «¡Casi me matas del susto, pitufa!» El pañuelo estaba allí. Lo recuperó de un tirón e, incorporándose, lo dejó sobre la cama y cogió del armario el traje sastre gris marengo y una camisa celeste.<br />
<br />
Llegó a convencerse de que se había imaginado aquellos ojos. Una mala pasada del subconsciente, una intromisión del sueño en la vigilia. Aun así, a partir de entonces puso especial cuidado de no quedarse nunca a oscuras. Empezó a dejar la lamparita de noche encendida cuando se iba a la cama, pero la luz no la dejaba dormir. Lo intentó con un antifaz durante un tiempo, pero le molestaba y la claridad se filtraba a través de la tela, así que adoptó la técnica de buscar el interruptor a tientas por las mañanas.<br />
Se avergonzaba de aquellas manías, especialmente cuando tenía invitados o se iba de viaje con alguien, pero el terror a la posibilidad de volver a ver aquellos ojos era más fuerte que la vergüenza. Y sin embargo, pese a todas sus precauciones algo acababa escapándose a su férreo control. Las luces automáticas eran su pesadilla: los garajes, los aseos en cafeterías y restaurantes, los pasillos de algún hotel… E, invariablemente, cuando volvía a hacerse la luz se encontraba aquellos ojos muertos frente a los suyos, como una aparición, como un relámpago fugaz y aterrador, para pararle el corazón durante un terrible instante interminable. Nadie sabía su secreto y se veía incapaz de confiárselo a nadie, pero había llegado a ocupar un espacio importante de su mente, a incorporarse en sus rutinas como una presencia constante, una espada de Damocles acechante y pavorosa.<br />
<br />
Miró el reloj. Se le había hecho tardísimo. Se calzó a toda prisa y, a saltitos, con un zapato en un pie y el otro a medio poner, se acercó hasta el armario de la entrada para coger el bolso y el abrigo. A punto de salir, con las llaves del coche y de casa ya en la mano, se acordó de la lavadora. Entró en la cocina a toda prisa, metió la ropa en el tambor, cerró la puerta, llenó el cajetín con el detergente y el suavizante y pulsó el botón de encendido. El chasquido inconfundible de la general al saltar se escuchó al tiempo que la casa quedaba a oscuras. La invadió el pánico. Probó suerte con el interruptor de la cocina, pero el plafón no se encendió. Salió corriendo al pasillo y probó allí también. Nada. Llegó a hasta la entrada, pegándose a las paredes y tirando un cuadro al chocar contra él. Buscaba la caja de fusibles y entonces surgió una idea, luminosa, en el fondo de su mente: ¡la luz del rellano! Se abalanzó hacia la puerta de entrada y al abrirla la luz se encendió automáticamente. Aquella mirada gélida y vacía surgió ante ella en el mismo instante. Dejó escapar un grito. Los ojos seguían allí.<br />
<br />
<span style="color: #741b47;"><span style="font-size: xx-small;">Los textos de este blog son propiedad exclusiva de su autora y no se
pueden reproducir, en su totalidad ni en parte, sin su permiso
explícito. Las imágenes utilizadas son de libre distribución y su
autoría está reconocida aquí.</span></span> </div>
</div>
Blancahttp://www.blogger.com/profile/06777225853222263126noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1898877370541890451.post-83661980925784320812013-01-30T15:34:00.001+01:002013-03-05T14:13:37.000+01:00Mi primer libro<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjA8YsTW8Gq6gU9Szg_vQ6Ctezi3pGdBYdG8CcVS5Zu5Wrcv7zT69d4-TR2haxiCasGAHVDAFN0iWY0h6Q7Pifs7ysUTgsOCiPU46bLicejyH5_mnqB9SJTPHE2T5rKejDlzEQXalvPWR1C/s1600/libros_peq.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjA8YsTW8Gq6gU9Szg_vQ6Ctezi3pGdBYdG8CcVS5Zu5Wrcv7zT69d4-TR2haxiCasGAHVDAFN0iWY0h6Q7Pifs7ysUTgsOCiPU46bLicejyH5_mnqB9SJTPHE2T5rKejDlzEQXalvPWR1C/s320/libros_peq.jpg" width="240" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Por fin, tras una espera que se ha hecho larguísima, he recibido mi primer libro. Se titula <i>Las aventuras de Undine. La gran tormenta</i>. y, como ya he comentado, lo publica el sello <a href="http://www.editorialbambu.com/">Bambú</a>, del grupo <a href="http://www.editorialcasals.com/inicio/">Casals </a>en su colección <a href="http://www.editorialbambu.com/es/catalogo/jovenes-lectores/?coleccio=93">jóvenes lectores</a>. Estará en las librerías a partir de este mes de febrero.<br />
<br />
Es una historia para niñ@s alrededor de los 10 años y está llena de aventuras y fantasía. Vamos, el tipo de libro que me gustaba leer a mí cuando era pequeña. Ahora solo espero que les guste tanto a l@s niñ@s leerlo como me ha gustado a mí escribirlo.<br /><br />Las preciosas ilustraciones son de <a href="http://www.cristalreza.com/">Cristal Reza</a>, una profesional como la copa de un pino con la que ha sido un auténtico placer trabajar.<br />
<br />
<a href="http://data.ecasals.net/pdf/24/9788483432396_L33_24.pdf">Aquí podéis leer el primer capítulo</a>.</div>
</div>
Blancahttp://www.blogger.com/profile/06777225853222263126noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1898877370541890451.post-23643181047282238202013-01-09T13:34:00.001+01:002013-01-09T13:36:36.289+01:00Carbón negro, del que mancha<span style="color: #444444;"><span style="font-family: "Courier New",Courier,monospace;">Aquí os dejo un relato navideño y nostálgico para despedir las fiestas.</span></span><br />
<br />
<!--[if gte mso 9]><xml>
<w:WordDocument>
<w:View>Normal</w:View>
<w:Zoom>0</w:Zoom>
<w:HyphenationZone>21</w:HyphenationZone>
<w:PunctuationKerning/>
<w:ValidateAgainstSchemas/>
<w:SaveIfXMLInvalid>false</w:SaveIfXMLInvalid>
<w:IgnoreMixedContent>false</w:IgnoreMixedContent>
<w:AlwaysShowPlaceholderText>false</w:AlwaysShowPlaceholderText>
<w:Compatibility>
<w:BreakWrappedTables/>
<w:SnapToGridInCell/>
<w:WrapTextWithPunct/>
<w:UseAsianBreakRules/>
<w:DontGrowAutofit/>
</w:Compatibility>
<w:BrowserLevel>MicrosoftInternetExplorer4</w:BrowserLevel>
</w:WordDocument>
</xml><![endif]--><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Tina lleva un rato despierta, pero no se atreve a salir de la cama. Su
madre le ha advertido muy claramente que no puede levantarse hasta que sea de
día, y por las rendijas de las persianas todavía no se cuela ninguna claridad.
Tina duerme en el sofá-cama de la sala de estar y no le gusta nada, sobre todo
en un día como hoy. Se imagina a su hermana y su hermano, ambos mayores que
ella, cuchicheando en sus literas mientras ella se muere de impaciencia sola en
la salita.<br />
El día de Reyes es su día preferido del año. La verdad es que este
es el cuarto que ha vivido y de los dos primeros no se acuerda, pero a ella le
parece sensacional. Lleva muchos días siendo muy, muy buena; desde que su madre
le ayudó a escribir la carta, porque ella todavía no lo hace muy bien y tardaba
mucho. Ha sido muy buena porque sabe lo que los Reyes les tienen reservado a
las niñas malas y revoltosas: carbón negro, del que mancha. Y ella no quiere
carbón; ella quiere el tiovivo de las Barriguitas, un cuento de la abeja Maya y
una película del Cinexin. En realidad el Cinexin es de su hermano, pero sus
padres siempre les mandan compartir los juguetes, así que puede jugar con él
cuando quiera, si no lo está usando su hermano. Pero aunque ha sido buena desde
lo de la carta, Tina está preocupada. Está preocupada porque sabe que en el
fondo ha sido mala. No estos días, sino antes. Se ha peleado con sus hermanos
muchas veces, y ha cogido galletas de la caja de la despensa, y ha saltado en
el sofá, y ha hecho enfadar a mamá, y ha cogido cosas del suelo, y a una niña que
quería jugar con ella en el parque le ha dicho, no sabe por qué, que se llamaba
Susana; y eso es decir mentiras. ¿Y si los Reyes no le traen nada? Ellos son
magos y lo saben todo.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
La puerta de la salita se abre un poquito y por la rendija aparecen las
caras de sus hermanos. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¡Tina, arriba, que ya es por la mañana! —con tanto pensar se le ha hecho
de día y ni se ha dado cuenta.</div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¡Ya estoy despierta desde hace mucho rato! —protesta.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Vamos a despertar a papá y a mamá.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
En casa de Tina hay una tradición del día de Reyes: sus hermanos y ella
despiertan a sus padres saltando sobre su cama y luego empieza la búsqueda de
los regalos. A los Reyes les gusta esconder los paquetes por toda la casa, para
que los niños tengan que buscarlos. Tina mira primero debajo del árbol de
Navidad, pero cuando llega corriendo a la entrada no puede creerse lo que ven
sus ojos. «¡Mamá, mamá! ¡Ven, corre!», grita. Cuando llega su madre, y con ella
el resto de la familia, a Tina se le arruga la barbilla y se le llenan los ojos
de lágrimas.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¡Nos han traído carbón! —se lamenta, señalando una especie de piedras
negras que han aparecido al pie del árbol.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—A ver, ¿pero cómo va ser eso posible? —Tina está tan disgustada que no
advierte la media sonrisilla de su madre—. Pero mujer, ¿no te das cuenta de que
esto no es carbón?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¡Es carbón negro, del que mancha! —solloza Tina, inconsolable.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¡Que no! ¿No ves que es carbón de azúcar? Es para comérselo.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Tina se sorbe la nariz y mira a sus padres con una mezcla de esperanza e
incredulidad.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¿Es para comérselo?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¡Claro, tontita! —su padre arranca un trozo y se lo da a comer. Tina
sonríe.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¡Pues me voy a buscar los regalos!</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://www.freakyteam.com/SHOP/tienda/FREAKY/menaje/carbon-navidad-freaky.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="http://www.freakyteam.com/SHOP/tienda/FREAKY/menaje/carbon-navidad-freaky.jpg" height="290" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Imagen prestada de <a href="http://www.freakyteam.com/SHOP/menaje.htm">aquí</a>.</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
Tina echa a correr con el trozo de carbón de azúcar en la mano y mira debajo
de la mecedora de la salita, donde no hay nada. Tampoco hay nada en el armarito
de las toallas, ni debajo de la cama de sus padres, ni detrás de los sofás del
salón. Ni siquiera en el mueble-bar. Su hermana y su hermano también corren
desesperados de una habitación a otra, pero tampoco encuentran nada. Los
padres, entre risas, los animan («¡Venga, que alguno tiene que aparecer!»,
«¿Seguro que estáis mirando bien?») y también les toman un poco el pelo («A ver
si iba a tener razón Tina y no os han traído más que carbón...», «¿Vosotros
creéis que habréis sido bastante buenos?»). A Tina no le hacen ninguna gracias
los chistes de sus padres, no entiende por qué se toman a broma una cosa tan
seria como aquella. Al cabo de un rato buscando —nada en el horno, nada la
mesilla de noche, ni rastro en la nevera— las bromas de los padres empiezan a
acabarse y en la cara se les pone un cierto aire de preocupación. Intentan
darles consejos para la caza, pero los niños están desconsolados y deciden
rendirse: está claro que han sido tan malos que nos les han traído nada. Tina
llora tanto que su cuerpecillo se sacude por el hipo y los sollozos en los
brazos de su madre. Sus hermanos hacen pucheros, tirados boca abajo en la cama.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—A ver, a ver, no hay que ponerse nerviosos —papá entra en la habitación
y le echa a mamá una mirada cómplice que ninguno de sus hijos capta, demasiado
ocupados como están en restregarse los ojos y regodearse en su miseria—. Yo
creo que lo que pasa es que no estáis buscando organizadamente. Vamos a ir
habitación por habitación, mirando en todos los rincones. ¡Venga, venid
conmigo!</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
La iniciativa no tiene mucho éxito al principio, parece que no hay manera
de sacar a los niños de su desesperación, pero con un poco de insistencia, el
padre los convence para empezar por el salón. Y entonces, ¡milagro!, los
regalos empiezan a aparecer. El tiovivo de las barriguitas, el cuento de la
abeja Maya, la película del Cinexin y también los regalos de su hermana y su
hermano. Tina está tan contenta que ya se le ha olvidado el disgusto de unos
momentos atrás. Sentada con su familia en la cama de sus padres, rodeada de
papel de colores rasgado, de lazos y cintas y cajas de juguetes, Tina es la
niña de cuatro años más feliz del mundo. Su madre la coge en brazos y se la
sienta en el regazo, para montar el tiovivo entre las dos.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¿Sabes una cosa, mami?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¿Qué?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Pues que yo creo que los Reyes nos estaban espiando y al vernos tan
tristes, les hemos dado pena y han decidido darnos otra oportunidad.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—¡No me digas! ¿Y por qué lo crees?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.45pt;">
—Pues porque mi tiovivo estaba debajo de la mecedora y ese era el primer
sitio donde había mirado. ¡Ha sido magia, mami!<br />
</div>
<span style="font-size: 14px;"></span>
<span style="color: #741b47;"><span style="font-size: xx-small;">Los textos de este blog son propiedad exclusiva de su autora y no se pueden reproducir, en su totalidad ni en parte, sin su permiso explícito. Las imágenes utilizadas son de libre distribución y su autoría está reconocida aquí.</span></span>
Blancahttp://www.blogger.com/profile/06777225853222263126noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1898877370541890451.post-64953501267029673522012-08-13T21:23:00.001+02:002013-04-30T10:03:10.213+02:00Mi primer libro<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif; text-align: justify;">
<br />
<span style="font-size: 14px;">¡Grandes noticias! Por fin se ha materializado el <a href="http://historiasrigurosamentefalsas.blogspot.com.es/2012/05/nuevo-proyecto.html">proyecto</a> del que había hablado hace un par de entrada: me han mandado el contrato, así que ya puedo contarlo oficialmente: la <a href="http://www.editorialbambu.com/es/novedades/">Editorial Bambú</a>, del <a href="http://www.editorialcasals.com/inicio/">grupo Casals</a>, me va a publicar mi primera novela infantil el año que viene (probablemente salga el primer trimestre, pero de momento no tengo fecha confirmada). Estoy contentísima, porque es un grupo editorial importante y porque me ofrece la posibilidad de hacer talleres con l@s lector@s en los colegios, cosa que me parece de lo más bonito que se puede hacer como escritora.</span><br />
<span style="font-size: 14px;"><br /></span>
<span style="font-size: 14px;">De momento no puedo decir cómo se titula porque no tiene título definitivo, pero iré contando más cosas a medida que las vaya sabiendo. De momento, estoy encantada de la vida y me dispongo a comenzar el tercer capítulo de mi próximo libro, orientado más bien a un público adolescente.</span></div>
<div style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif; text-align: justify;">
<span style="font-size: 14px;"></span></div>
</div>
Blancahttp://www.blogger.com/profile/06777225853222263126noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1898877370541890451.post-70492919505196375762012-05-12T17:41:00.002+02:002012-10-30T22:21:15.433+01:00Ojos grises<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif; text-align: justify;">
<div style="color: #444444; font-family: "Courier New",Courier,monospace;">
<span style="font-size: small;">Este relato, incompleto y también bastante inmaduro, lo escribí en 1996, cuando estudiaba primero de traducción e interpretación en la <a href="http://webs.uvigo.es/vicprof/index.php?option=com_content&task=view&id=1495&Itemid=572">Universidad de Vigo</a>. </span></div>
<br />
<span style="font-size: 14px;">Aminoró el paso por si él estaba y no la decepcionó: como todos los días, clavó sus profundos ojos grises en los de ella durante un par de segundos interminables y luego los volvió a hundir en su taza de café. Ella recuperó su paso normal, cruzó la acera y, 100 metros más allá, entró en su portal.</span><br />
<br />
<span style="font-size: 14px;">¿Quién era aquel hombre?</span><br />
<br />
<span style="font-size: 14px;">Durante más de dos meses, desde la primera vez que se habían cruzado sus miradas a través del cristal del bar, él había estado allí, en la mesa de la ventana, todos los días a la misma hora, sólo para mirarla durante dos segundos con aquellos ojos grises tan llenos de tristeza.</span><br />
<br />
<span style="font-size: 14px;">Al principio se sintió intimidada por aquella mirada tan intensa, pero sin darse cuenta empezó a esperar aquellos fugaces encuentros y no tardó mucho en sorprenderse consultando el reloj cuando se acercaba la hora de salir del trabajo, ansiosa por correr a la cita con aquel desconocido.</span><br />
<br />
<span style="font-size: 14px;">Se desesperaba tratando de comprender aquella mirada. Hubiera querido entrar en el bar, hablar con él, decirle que no tenía que estar siempre solo, ni mirar con tanta tristeza. Pero sentía que si lo hacía él se marcharía y no volvería más. Lo leía en aquellos ojos tan tristes y tan solitarios.</span><br />
<br />
<span style="font-size: 14px;">Al día siguiente no estaba en la mesa de la ventana. Ella no podía creerlo, le resultaba imposible. Durante unos minutos permaneció de pie frente al cristal mirando la silla donde él debería estar sentado y finalmente se decidió a entrar. Todos los ocupantes del local eran hombres, que se volvieron a mirarla como no hubiesen visto a una mujer en años. Ella sintió sus sucias miradas clavándosele en los pechos mientras avanzaba hacia la barra, detrás de la que la aguardaba un hombre enorme que se secaba las manos a un mandil mugriento que una vez había sido blanco.</span><br />
<br />
<span style="font-size: 14px;">—Perdone —dijo señalando hacia la mesa de la ventana—, ¿se ha marchado ya el hombre que estaba en aquella mesa?<br />—Hoy no se ha sentado nadie ahí.<br />«¡No había venido!» En su cabeza una voz alarmada repetía constantemente «no ha venido, no ha venido» impidiéndole entender con claridad lo que le decía el hombre de la barra. Su voz flotaba a kilómetros de allí.<br />—...si se refiere al tío que se sienta ahí todos los días, no ha venido hoy. <br />Ella se sorprendió al escuchar una voz que decía por su boca:<br />—¿Sabe cómo se llama o dónde puedo encontrarle?<br />—No —respondió la voz flotante de su inmenso interlocutor— no sé nada de él. Viene, pide su café, se lo toma y al rato se va. <br />—Muchas gracias —respondió la extraña por su boca—. Adiós.</span><br />
<span style="font-size: 14px;"><br />Y se vio a sí misma abandonando el local mientras la voz de su cerebro «no ha venido». Siguió avanzando como una autómata por la calle hacia su casa, abrió el portal, «no ha venido», recogió el correo, «no ha venido», y subió las escaleras, «no ha venido». Y todo como si una extraña fuerza se hubiese apropiado de su cuerpo obligándole a moverse contra su voluntad. Pero una vez en casa la fuerza desapareció y la voz dejó de repetir «no ha venido» en su cabeza. Se sentó en el suelo con la espada apoyada a la puerta, mirando a través de la pared.</span></div>
<div style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif; text-align: center;">
***** ***** *****</div>
<div style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif; text-align: justify;">
<span style="font-size: 14px;">Al día siguiente él tampoco acudió a la cita. Ni al otro, ni al otro.</span><br />
<br />
<span style="font-size: 14px;">Ella se desesperaba en el trabajo, pensaba que quizás esta vez sus profundos ojos grises volverían a mirarla desde el otro lado del cristal con aquella tristeza honda. Y al salir caminaba hacia el bar, torturada por el temor casi cierto de no encontrarlo allí y alentada por la esperanza de encontrarlo. Pero nunca era así. Empezó a obsesionarse. Ponía excusas para salir antes de la oficina y se pasaba las tardes observando desde su ventana, mirando la silla que él debería ocupar y no ocupaba, hasta que se le hacía de noche y se metía en la cama sin haber probado bocado.</span></div>
<div style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif; text-align: center;">
<span style="font-size: 14px;">***** ***** *****</span></div>
<div style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif; text-align: justify;">
<span style="font-size: 14px;">La despertó el camión de la basura. Eran las cinco de la mañana. Se levantó, se dirigió al baño y se miró al espejo. Súbitamente, una voz interior preguntó «¿Pero qué te pasa?» a la imagen reflejada. Llevaba una semana escapándose del trabajo, casi sin comer, dormir o lavarse y la mujer que la miraba desde el espejo parecía diez años mayor que ella misma. Se preguntó cuál sería el siguiente paso y decidió que aquello se había acabado. Abrió el grifo de agua caliente y se dio un baño largo. Desayunó café con leche y tostadas, pero su cuerpo se había acostumbrado al ayuno y vomitó todo. Se puso un vestido azul y unos zapatos de tacón alto y se dirigió al trabajo.</span><br />
<br />
<span style="font-size: 14px;">Miró los árboles de las aceras y vio que empezaban a brotar hojas nuevas y algunas flores. ¿Había llegado la primavera? Ni siquiera se había dado cuenta de que el aire de la mañana era más cálido y los días más luminosos. Las calles aun estaban casi vacías y la sensación de que la ciudad era suya aligeró un poco el peso que la oprimía por dentro. Respiró hondo. Algo parecido a una sonrisa se le asomó a la cara, en su mente George Harrison empezó a cantar <a href="http://www.goear.com/listen/f16fe0d/here-comes-the-sun-the-beatles"><i>Here Comes the Sun</i></a> y sus pasos se acoplaron a la música. Una nube pequeña y blanquísima cruzaba el cielo muy despacio.</span><br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFqfjyDq6uD5dgrl37U6hJIGB_adMktxPtedXcyqUdynOP2ORFDCa2tqFw3Y_YkfY9SCzw7ABLnU81jH2Nq7RujYOxAZ0u6cdrj2F-ggpx7XT-C0B2UnWNjYopM9FQy9RWnQis9jTlHUue/s1600/ID-1009248.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFqfjyDq6uD5dgrl37U6hJIGB_adMktxPtedXcyqUdynOP2ORFDCa2tqFw3Y_YkfY9SCzw7ABLnU81jH2Nq7RujYOxAZ0u6cdrj2F-ggpx7XT-C0B2UnWNjYopM9FQy9RWnQis9jTlHUue/s1600/ID-1009248.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Foto de <a href="http://www.freedigitalphotos.net/images/view_photog.php?photogid=905">Pixomar</a><br />
<br /></td></tr>
</tbody></table>
<span style="font-size: 14px;"></span></div>
<span style="color: #741b47;"><span style="font-size: xx-small;">Los textos de este blog son propiedad exclusiva de su autora y no se pueden reproducir, en su totalidad ni en parte, sin su permiso explícito. Las imágenes utilizadas son de libre distribución y su autoría está reconocida aquí.</span></span></div>
Blancahttp://www.blogger.com/profile/06777225853222263126noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1898877370541890451.post-63737522772070626832012-05-11T21:04:00.000+02:002013-04-30T10:03:01.077+02:00Nuevo proyecto<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif; font-size: 14px;">A finales de marzo, una editorial bastante importante se puso en contacto conmigo para comunicarme que les había gustado mucho mi primera novela de literatura infantil. Bueno, que le había gustado a la editora que se la había leído, y que haría lo posible para que la publicase su editorial. Como la cosa no depende solo de ella y el libro lo tienen que leer más personas, además de que lo apruebe el departamento de márketing, aquí me tienen, mordiéndome los muñones (a falta de uñas) esperando que llegue finales de mayo, que es cuando me han dicho que me confirman si publican el libro o no.<br /><br />¿Y todo esto a que viene? Pues viene a que, visto que el tiempo no termina de pasar y que mi segunda novela de LiJ se me resiste (tengo unos personajes cojonudos, pero no tengo argumento 0_o'), he decidido empezar un nuevo proyecto y hoy he escrito el primer capítulo del tirón. No puedo contar nada más, pero estoy bastante ilusionada.</span></div>
</div>
Blancahttp://www.blogger.com/profile/06777225853222263126noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1898877370541890451.post-19074743702435857842012-05-10T16:10:00.000+02:002012-10-30T22:23:37.365+01:00Una llum al puig<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="font-family: Arial,"Times New Roman",serif; text-align: justify;">
<span style="font-size: 14px;"><span style="color: #444444; font-family: "Courier New",Courier,monospace; font-size: small;">Este es un relato que escribí en 1994 (a los 15 años, cuando estudiaba en el instituto <a href="http://c07006299.eduwebs.caib.es/">Sa Blanca Dona</a>) y con el que gané el premio Ramon Muntaner de narrativa corta que otorga el <a href="http://www.conselldeivissa.es/portal/p_1_principal1.jsp?codResi=1&language=ca">Consell Insular de Eivissa i Formentera</a>. Es muy adolescente, claro está, pero como es lo único que tengo publicado (al menos de ficción), me ha hecho gracia inaugurar el blog con él.</span><br /><br />Quina calor que fa aquesta nit! Són horribles les nits d’agost en que la calor és tan intensa que sembla que puguis mastegar l’aire.<br />Aquesta és una d’elles i jo no puc dormir. A fora sento els sorolls de les nits d’estiu: els cri-cris dels grillons, les granotes a l’estany del fons de la vall i el cant melodiós del rossinyol al pomer de l’hort.<br />Per la finestra, totalment oberta, entra l’aire de la nit, convidant-me a que contempli com és de meravellosa; així que m’aixeco i amb els peus nusos , vaig cap a ella. Si que ne’s de preciosa, la nit! Al cel una lluna enorme i rodona acaba de sortir de darrera els pujols i al seu voltant, una cort d’estels balla.</span><br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg40K3nvf8TglLTejpupIoeq46dxxx31VbxRgljDGdfkkERKYw9g8kFkBNw6-H4woMnxQUNZ1eeptzK7avLRC_kTMK55v7n7rIDiGhdC4yzHngAx1YIT8qi0oVPgipEbgI2AQzQ45arQrVx/s1600/ID-1009962.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg40K3nvf8TglLTejpupIoeq46dxxx31VbxRgljDGdfkkERKYw9g8kFkBNw6-H4woMnxQUNZ1eeptzK7avLRC_kTMK55v7n7rIDiGhdC4yzHngAx1YIT8qi0oVPgipEbgI2AQzQ45arQrVx/s1600/ID-1009962.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Imagen de <a href="http://www.freedigitalphotos.net/images/view_photog.php?photogid=809">Idea go</a></td></tr>
</tbody></table>
<span style="font-size: 14px;">“Aquesta nit m’està cridant”, em dic i sense pensar-ho dos cops salto per la finestra a la branca del pomer i després aterro suaument a l’herba fresca y verda que fa pessigolles als peus.<br />Si la mare sabés el que estic fent em mataria! Segur. “Tu et penses que a mi m’agrada anar de metge en metge?”, em diria. “Però a qui se li acud?”. És com si la estigués veient. De vegades em tracta com una nena de deu anys.<br /><br />De tota manera no ho sap... A més a més, acabo de decidir on vaig: al cim del tossal en el que està la casa. Ja feia temps que no hi pujava. De petites hi pujàvem sovint, ma cosina i jo. Ens quedàvem molta estona, hores senceres, fins que algú ens cridava l’atenció per trepitjar-li el sembrat o robar-li les cireres. És per això que li dèiem “Can Cirera”. Abans hi havia terres de conreu on es plantava blat de moro i patates, però ja fa anys que ningú no planta res i les flors i l’herba ho envaeixen tot; només queden els cirerers del senyor Andreu.<br />Camino xino-xano pel corriol i passo per sota dels roures i castanyers centenaris i pel costat de la camèlia blanca on, no se quan, va haver un niu de merla. Mare de Déu, quants records! Quines tardors, quines castanyades, quines baralles per veure qui havia agafat la castanya més grossa! I això que només tinc divuit anys...<br /><br />Però què és això? Una cosa ben estranya, com una llumeta que es pasetja d’un lloc a l’altre. Serà un esperit? He sentit contes de bruixes a les fogueres d’estiu o dels llavis de l’avia a las nits d’hivern, vora la llar de foc, quan era petita; però mai no havia sentit a dir que hi hagués cap tipus d’esperit, fada o foc fullet a “Can Cirera”.<br />De tota manera m’encanta cercar motius sobrenaturals a les coses, fins i tot podria tenir una trobada a la tercera fase! En fi, que mai dic que no a una aventura, així que m’apropo a poc a poc a la llumeta, que de vegades es mou, de vegades es para o desapareix.<br />Així com m’apropo em sembla veure un cos i de seguida me’n adono que és una dona, que sembla flotar per sobre de les herbes. Du un vestit vaporós, com de seda o de gasa, els rínxols llargs i deslligats i un fanalet. (“Mira què era la llum”, penso.) Té un cistellet a la mà i sembla com si agafés coses del terra. Es clar que ho fa! Agafa flors! No li veig la cara, però segur que deu ser preciosa. Em vaig suposar que no tenia peus, però ara veig que si i no du sabates, com jo.<br />Potser no sigui un ésser irreal, però si es d’aquest món m’agradaria conèixer-la; hi ha molt poca gent que estigui tan boja com jo. Està preciosa amb la lluna plena de fons. Si, segur que no és d’aquest món. Com m’agradaria veure-li la cara!. M’acosto silenciosament, a veure si no l’espanto. Ja estic gairebé a la seva vora, tapada per l’herba alta, quan de cop un nuvolet mandrós destapa el tros de lluna que tacava i aquesta brilla amb més força; la dona es regira i...<br /><br />La meva sorpresa és indescriptible, perquè aquella dona que sembla una nimfa, que camina descalça sota la lluna i que agafa flors a les tres del matí... és la meva mare!!! Mai no la havia vist tan jove ni tan bonica, mai no m’havia fixat en la seva part romàntica. Segur que li agrada en <a href="http://ca.wikipedia.org/wiki/Joan_Salvat-Papasseit">Papasseit</a> i encara riu al llit amb el papa. No me’n havia adonat de la mare que tinc. La miro un altre cop i, tan silenciosament com vaig venir, me’n vaig.<br /><br />Un raig de sol entra per la finestra, despertant-me. Em poso les sabatilles i baixo a la cuina, d’on surt un meravellós olor de cafè. A taula, suc de taronja, croissants, cafè i una enorme panera de flors silvestres.<br />-Bon dia, mama! –dic, fent-li un petó- T’he dit mai com t’estimo?</span></div>
</div>
<div style="text-align: left;">
<span style="color: #741b47;"><span style="font-size: xx-small;">Los textos de este blog son propiedad exclusiva de su autora y no se
pueden reproducir, en su totalidad ni en parte, sin su permiso
explícito. Las imágenes utilizadas son de libre distribución y su
autoría está reconocida aquí.</span></span></div>
<br />
<span style="font-size: 14px;"></span>
</div>
Blancahttp://www.blogger.com/profile/06777225853222263126noreply@blogger.com0